Por qué no quedar callados

Por qué no quedar callados

Por qué no quedar callados

Al examinar el resultado del pacto de “reelección por reelección”, mediante el cual, hasta ahora, de los 32 senadores existentes, unos 28 fueron reelectos, junto a 59 diputados más 148 alcaldes y regidores, vemos que no fue transparente, que estuvo plagado de trapisondas, argucias, compras descaradas de votos a los ojos de todos y de partidos enteros, trasiego de votos de un candidato a otro de la oposición para eliminar uno del propio partido; ralladuras extras en los votos para poder ser declarados nulos; en fin, que no es posible creer que estas elecciones han sido confiables; y los tiroteos!, el robo de urnas!, la violación de reglamentos, el cuadruplicado de boletas para peledeístas, el proselitismo abierto en colegios electorales, los tickets con la cara de Danilo, los tres mil técnicos desaparecidos, el fiasco de los escáners, el uso de los recursos públicos para hacer campaña, las mesas que abrieron tarde, las mesas que cerraron temprano, la improvisación caótica, el relajo, las actas sin copia, los votos arrebatados y redistribuidos, la confusión, los apagones precisos y convenientes, las sumatorias que no cuadran, los votos de haitianos, y el hecho puro y simple de que la JCE es una sucursal peledeísta.

¡ Y así tenemos que callarnos!

Luego de recibir este palo, el mismo pueblo que votó por la reelección, que se equivocó, pues esa agenda no era la adecuada al momento que vive la nación, todavía encuentra voces pagadas o simpáticas que nos animan a quedarnos callados y que los resultados buenos o malos sean acogidos como buenos y volvamos a una supuesta paz, aun cuando vemos en los periódicos que además de las tratativas anteriores, se quemaron urnas y votos para impedir el conteo manual que es el que debe prevalecer; que existen actas vacías, donde en consecuencia no se puede definir quién ganó en determinada localidad; que el tema de la renuncia de los 3,000 técnicos de la Junta Central Electoral no se ha esclarecido, ni nadie osa preguntarlo a la JCE para que el tema se olvide; que se pretende dar como un hecho cumplido la declaratoria de los votos nulos, ¡ Y así tenemos que callarnos!

Qué explicación satisfactoria hay o existe para explicar estas múltiples trampas, amarres, y chanchullos que totalizan un exceso de tigueraje.

En las próximas elecciones, el panorama de 2020 deberá será distinto, pues en estas, con el tema de la reelección por reelección, los sanos deseos de muchos aspirantes de todos los partidos que tampoco quisieran realizar elecciones primarias internas, sino dedicarse a comprarse entre ellos los puestos electivos y decidir por encuestas quién era el candidato, le han enseñado al país, cómo se burlan unas elecciones, cómo se llega al poder en nombre de la democracia, ignorándola, santificando la máxima de que en política todo es permitido.

Los no votantes y la mayoría del pueblo, en realidad, demandan un mínimo de decencia en el proceso electoral; y como no nos quedamos callados y hablamos ante tales trampas, pareciera que somos absurdos, una pila de amargados, de malos perdedores, de ilusos, de fantasiosos, de locos, de irracionales, cuando reclamamos la trasparencia que adrede se nos oscurece.

Donde voluntariamente se han quemado urnas y votos y las actas no contienen datos o están vacías o con datos alterados, y en consecuencia no se pueden contar manualmente los mismos, hay que realizar nuevas elecciones, civilizadas, sin militares ni policías, puesto que no custodian, sino que expulsan “manu militari” a delegados contrarios, y permiten el proselitismo del poder en los colegios electorales; que la custodia armada sea privada; y que cada partido provea sus delegados especiales en estos casos.

Estas elecciones serian supervisadas por organizaciones de la sociedad civil, las iglesias, las academias de Ciencias, de la Historia y el Colegio de Notarios.

Nada de organismos internacionales que vienen a veranear, a pasarla bien en la Primada Ciudad de América y que santifican todo cuanto huele a poder, a sabiendas en la especie de la ocurrencia de las trampas denunciadas y probadas.

El país desea la verdad donde se le ha ocultado.

*Por Manuel Bergés hijo



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