En la pasada semana el presidente Mejía ofreció una extensa entrevista en el programa El Gobierno de la Mañana de la emisora z-101.
No hubo sorpresas: El mismo Hipólito de siempre. Abordó todos los temas que le fueron tratados y dió su punto de vista. Siempre en su estilo, ése que le granjea millones de adeptos y millones de haters.
Dos temas resultaron controversiales:
Sobre Loma Miranda se declaró a favor de explotar ésa y cualquier otra concesión minera, pero amparado en tecnología, procurando impactar mínimamente el medio ambiente y solicitando a los pobladores donde se encuentran realizando labores de minería, que demanden de las mismas una retribución en obras o proyectos directamente a favor de las comunidades impactadas, como forma de pagar por aprovechar los recursos del lugar.
Sobre Pro-consumidor y su directora Altagracita, se manifestó a favor de que esta controlara sus pronunciamientos pues por ejemplo, en el caso del salami, había perjudicado a empresas que tenían altos estándares de calidad en sus productos y, seamos francos, creo que somos muchos los fans de Altagracita pero después de invertir millones en crear una empresa modelo, la jode que te echen en el mismo saco junto con quien prepara salami en un patio. Siempre hemos querido saber quiénes eran los que no pasaron la prueba.
Por otro lado, complace sobre manera haber escuchado de sus propios labios que no aspiraría a presidir el PRD, más aún, las razones esgrimidas son las que se aspiran a escuchar de nuestros tradicionales dirigentes, fundamentadas en la necesidad de impulsar un relevo político generacional en el partido blanco.
Apoyaré al que encabece las encuestas dijo. De más está decir que colateralmente eso oxigena la contienda del próximo año y marca un buen ejemplo de respetar las corrientes pero impulsando lo que quiera la mayoría.
Al final lo relevante es que Hipólito Mejía una vez más dijo lo que piensa, guste o no guste, sea políticamente correcto o no, ése es él y por eso ha pagado un precio muy alto.
Incluyendo que por eso no condecoran.