Política y corrupción

Política y corrupción

Política y corrupción

David Alvarez

El segundo presidente de la República de Cuba, José Miguel Gómez, hizo fama de corrupción con su famosa frase “Tiburón se baña, pero salpica”.

Igual expresión se le atribuye en la historia cubana a José Manuel Alemán, quien fue hermano de padre de nuestro querido José Luis Alemán sj y a quien la sociedad dominicana le debe gratitud por su apoyo a la expedición de Cayo Confites.

Pero ni su servicio a nuestro pueblo, ni su relación familiar con un hombre tan ejemplar como el P. Alemán, nos ciega a la hora de valorar su práctica de corrupción.

La corrupción política en nuestros países está íntimamente ligada al escaso desarrollo económico de nuestros pueblos y el clientelismo como forma de hacer política, además de un nulo esfuerzo legal de consecuencias frente a la corrupción del poder político.

Superarlo implica consolidar un modelo económico que asegure a cada familia un ingreso digno por su trabajo y que la justicia sea imparcial y efectiva al juzgar cada hecho delictivo.

Mientras la mitad de la población viva en pobreza es imposible evitar el clientelismo, ya que la necesidad material se impone sobre cuestiones cívicas o morales.

No es de extrañar que los cuestionamientos éticos al ejercicio de la política provenga de las clases medias, más independientes a la hora de juzgar el ejercicio político. Más una parte de esa clase media ha medrado de favores de los políticos y el Estado.
El problema es complejo, su solución también.



Etiquetas