Creo que no somos pocos los que huyendo de los números nos decidimos a ingresar a la Facultad de Derecho, apenas te encontrabas con una materia en la que te enfrentabas a los odiados cálculos y ecuaciones. De hecho, a pesar de que pudiera ser considerada fácil, fue en el segundo intento y con una maravillosa profesora, en contraposición al primer docente, que superé Matemática 060. Al fin y al cabo, del primer tropezón aprendí.

Creo que hay gente que debe aprender igual pero en otro renglón de la vida.

En una sociedad cada vez más compleja y preñada de intereses, es una torpeza pensar que se puede acometer cual Quijote (sin Sancho Panza siquiera) la tarea de promover una conquista social.

Luego de ser recibida con beneplácito la iniciativa en pos del establecimiento del 4% a la Educación, fuimos testigos de unas ínfulas de superioridad, en gran parte de los promotores, que nos dejaron pasmados. El afán de asumir un protagonismo en dicha demanda generó incluso una violenta agresión verbal hacia los partidos o a algunos de sus miembros que se identificaron con el reclamo. Nada más contraproducente y absurdo.

Los pro 4% merecen todo el respeto y reconocimiento por demandar el cumplimiento del mandato Constitucional. Es algo con lo que nos identificamos y debemos sentirnos orgullosos del esfuerzo realizado. Ahora bien, con quién cuentan políticamente los agrupados?, la respuesta es con ninguno, sí, el mismo ninguno, el que erróneamente se promueve como una respuesta al statu quo político y que ahora se comprueba que no sirve para nada pues, acaso, ninguno habló, postuló o votó a favor del 4%?

 Entonces, en qué cabeza surgió la idea de apostar francotiradores para disparar con burlas, epítetos y groserías a políticos que se identificaron con la demanda?

Más aún, doy fe de que hubo masoquismo de parte de muchos de ellos que a pesar de que su identificación con la causa fuera sincera, recibieron un desprecio olímpico de los demandantes.

Es que acaso alguien puede afirmar que la clase política es todo estiércol, y digo todo porque mucho si hay; más de lo que se imagina, pero no todo, la clase política y en consecuencia los partidos, son un reflejo de la sociedad, al igual que cualquier otro conglomerado.

A nadie se le ocurriría pensar que todos los cantantes transportan droga en el estómago o que todas las presentadoras de televisión abofetean y son abofeteadas en televisión o más aún, que tienen su “templo para adorar”. Por qué, entonces, descalificar a los políticos que se identificaron con la propuesta?, son todos malos?

Un dato interesante es que una de las portavoces de Coalición Digna es María Teresa Cabrera, quien no es diputada de “chepa”, pues fue designada aspirante a esa posición por el generoso dedo de Miguel Vargas Maldonado, y yo me pregunto, es buena porque apoya el reclamo? y hubiera sido mala si fuera diputada?

Este capítulo, sin duda loable, esperanzador, valiente y decoroso, promovido por las organizaciones que exigieron el cumplimiento de la Constitución, es una perfecta oportunidad para que los simpatizantes y miembros de estos grupos entiendan, que en todas las áreas hay gente buena y gente mala, y que en lo adelante la labor es identificar aquellos elementos que comulgarán con el bien en los partidos y desde ya  promoverlos, protegerlos, ayudarlos.

En su defecto, sugiero involucrarse directamente en la actividad política, y aprender a leer entre líneas lo que un Presidente del Senado insinúa cuando le pide sacrificio a la clase empresarial o lo que un Presidente de la República realmente va a ordenar cuando se niega a escribir lo que promete.

Finalmente espero que al leer esto tengan la humildad suficiente para reconocer que la forma de proceder de muchos fue incorrecta, y que a pesar de este contratiempo, las inscripciones siguen abiertas para inscribirse en la Cátedra de Política 060.