Pobreza monetaria y multidimensional

Pobreza monetaria y multidimensional

Pobreza monetaria y  multidimensional

Antonio Ciriaco Cruz

Recientemente el presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, proclamó, en el marco de un encuentro del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en Punta Cana, que durante el periodo octubre 2012 hasta abril de 2014 se han sacado 528 mil personas de la pobreza a clase media baja y unos 234 mil pasaron de la indigencia a la pobreza moderada, provocando una reducción de la pobreza y la indigencia en un 6% y 2.5%, respectivamente.

La metodología oficial que se utiliza en el país para medir la pobreza es la “pobreza monetaria o por ingresos”. Este método es el que predomina en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, siendo introducido y difundido en los años 70 por la Cepal, constituyéndose en una herramienta indispensable para evaluar la escasez de “recursos monetarios”.

Esta metodología se ha utilizado, considerando el hecho de que el “ingreso” es el principal medio para acceder al consumo de los bienes y servicios que conforman la base del bienestar material.

Se considera que con el ingreso las personas compran bienes alimenticios, vestuario, servicios de transporte, servicios de utilidad pública, artefactos para el hogar, servicios de recreación, entre otros. Con claras excepciones, que están constituidas por bienes y servicios provistos por los gobiernos y por aquellos que se producen directamente en los hogares.

Al margen de otras características del “ingreso”, como indicador que nos provee una métrica fácil de medir y monitorear, pero no es cierto que el ingreso sea suficiente para dar un dato concluyente sobre la pobreza.

Por eso, se requiere de una “dimensión multidimensional” de la pobreza para tener un dato más contundente de los cambios que afectan a la misma. Es en ese contexto que las cifras aportadas por el presidente Danilo Medina tienen que ser cuestionadas.

En la actualidad se habla de “pobreza multidimensional”, cuya metodología forma parte de un nuevo paradigma que pasa de la producción puramente económica o monetaria, al bienestar y a la calidad de vida de la gente.

Por eso es que los datos aportados por el Presidente son insuficientes y requieren de otra métrica para su abordaje, donde se incorporen indicadores que capturen los bienes públicos y el acceso a servicios fuera del mercado, todos ellos, dimensiones faltantes en la Encuesta Nacional sobre Fuerza de Trabajo (ENFT) fuente primaria para el cálculo de la pobreza.

Indicadores como: empoderamiento, seguridad física, calidad de empleo, discriminación y exclusión social, violencia intrafamiliar, entre otros, están ausentes. Hay que seguir mejorando la métrica de medición de la pobreza para conocernos mejor.



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