Pleitos en la escuela

Pleitos en la escuela

Pleitos en la escuela

En los últimos meses las redes sociales nos han hecho testigos visuales de otra de las lamentables expresiones de nuestro deterioro social: las frecuentes reyertas a puños y bofetadas por parte de adolescentes en plenas aulas y pasillos escolares. También ya hay un caso de pelea entre un estudiante y un profesor.

Uno de los casos más sonados y recientes es el que envolvió a un joven de 18 años, quien golpeó rudamente a una menor de 15 en su propio salón de clases.

Sobre este caso, además de la gran virulencia del enfrentamiento desigual, nos llama la atención que reciban clases en un mismo nivel muchachos que tienen una diferencia de tres (3) años de edad. Esta anomalía refleja que nuestra escuela dista de lo que el sociólogo francés Francois Dubet denomina “escuela justa y buena”.

Es decir, aquella que no sólo se basa en la oportunidad de acceso a la escuela de todos los niños y niñas, sino que evita una diferencia como la referida.

Pero el fenómeno que comentamos no sólo descansa en los diversos niveles de madurez de los confrontados, descansa a nuestro juicio en un factor importante, el respeto. Sería bueno verificar qué relación tiene con esas manifestaciones de violencia la falta de respeto que significa la escenificación de constantes riñas en el hogar entre los padres de estos alumnos; qué relación tiene con la grave falta de respeto que es la criminal conducta de docentes o instructores de educación física, que violan o acosan a sus estudiantes; qué relación tiene esta violencia con la falta de respeto que es el no cumplimiento en sus responsabilidades por parte de autoridades escolares, profesores y profesoras; qué relación tiene con la injustificable falta de respeto que es, que padres de alumnos agredan o amenacen a profesores.

Para lo que aquí estamos tratando nos parece decisivo el factor referido a la modelación de conductas en nuestra sociedad.

En sentido general, los menores y adolescentes hacen lo que ven. Y lo que ven hoy en nuestro ámbito social deja mucho que desear en el orden del respeto y de la violencia.

Por eso nos parece una muy difícil problemática la de la violencia en la escuela y la de la violencia contra la escuela.

Su abordaje supone muchas medidas y varias de ellas trascienden el marco escolar. Algunas son atinentes al Estado, a la familia y a los medios de comunicación.

La solución no sólo es vigilancia, es principalmente formación. Por eso proponemos que la escuela, además de tomar en serio la necesaria enseñanza de las matemáticas, la biología, la historia, etc., preste especial atención en la enseñanza de civismo y ciudadanía (conciencia y práctica de deberes y derechos).



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