Peña Gómez ¿líder indiscutible?

José Monegro

En el imaginario popular actual se tiene a José Francisco Peña Gómez como el líder indiscutible de lo que fue el Partido Revolucionario Dominicano y sin duda que murió siéndolo, pero vale la pena preguntarse si fue siempre así o durante cuántos años fue así.

Lo cierto es que José Francisco Peña Gómez fue un líder emergente del PRD a partir de abril de 1965, cuando le tocó la misión histórica de ser la voz que a través de Radio Televisión Dominicana anunció al país el levantamiento militar para derrocar a un Triunvirato que usurpaba el poder arrebatado a Juan Bosch en 1963.

A partir de ese momento Peña Gómez fue una figura que crecía, pero siempre a la sombra de otros líderes perredeístas, siendo el mayor de ellos Juan Bosch. Incluso, la proyección del empresario agropecuario Antonio Guzmán Fernández tenía una dimensión mayor.

El joven Peña Gómez fue ganando prestancia, pero no sobresalía. Su figura creció a raíz de la salida de Juan Bosch del PRD en 1973 para fundar otro partido cuando apenas faltaban cinco meses para las elecciones presidenciales de mayo de 1974.

Le tocó a Peña Gómez activarse, buscar alianzas estratégicas que se nucleaban en torno a una figura de mayor arraigo nacional, Antonio Guzmán Fernández, quien fue el primer proyecto presidencial perredeísta en firme luego de la ida de Bosch.

En 1974 no se pudo articular una oferta presidencial que pudiera enfrentar al entonces poderoso Joaquín Balaguer, quien se reelegiría fácilmente, pues el PRD y el Acuerdo de Santiago decidieron no presentarse en ese certamen.

Antonio Guzmán continuó siendo la figura predominante, aunque ya Peña Gómez se consolidaba como una figura partidaria de primer orden. Guzmán se dio el lujo en su gobierno de distanciarse de Peña Gómez y auspiciar la candidatura presidencial de su vicepresidente Jacobo Majluta Azar, pero otro santiaguero descollaría. Se trató de Salvador Jorge Blanco, quien llegó en 1982 sobre los deseos de Guzmán.

Jorge Blanco desde el Poder aupa la precandidatura presidencial de Peña Gómez con miras a las elecciones de 1986, quien no puede vencer en una convención a Majluta, lo que demuestra la ascendencia que tenía éste último y el remanente de la tendencia del entonces fenecido Antonio Guzmán dentro del partido blanco.

Esas disputas Jorge Blanco-Peña Gómez versus Jacobo Majluta facilitan el ascenso de Balaguer al poder nuevamente.

Todavía con miras a las elecciones de 1990, Peña Gómez y Majluta compartían la primacía en el PRD. La solución que buscaron fue que cada uno se presentaría en esas elecciones por partidos diferentes y congelar al PRD: Majluta se inscribió por el Partido Revolucionario Independiente (PRI) y Peña Gómez por el Bloque Institucional Social Demócrata (BISD).

Sin embargo, en una jugada orquestada por Hatuey Decamps, con José Rafael Abinader como punta de lanza, se propicia el retorno de Peña Gómez al PRD para inscribirlo como candidato en esas elecciones, dejando a Majluta fuera del partido.

Es solo a partir de ese momento cuando Peña Gómez se convierte en líder indiscutible del PRD hasta su muerte en 1998.

Su influencia fue prolongada, pero su reinado absoluto fue de ocho años, con tres candidaturas presidenciales y con solo dos como verdadera opción de triunfo.

Pero su magia como orador, su avanzado pensamiento, los despiadados ataques a los que vivía sometido le dieron a Peña Gómez un lugar como uno de los políticos más carismáticos de la República Dominicana en el siglo XX.

El liderazgo de Peña Gómez fue intenso y su ejemplo de honestidad personal fue extenso.