Como era de esperarse, la inducción de Pedro Martínez al Salón de la Fama del béisbol en Cooperstown, el pasado domingo, sirvió como una cortina de humo para desviar la atención que había sobre las caídas que sufrimos en los recién finalizados Juegos Panamericanos, donde el deporte dominicano retrocedió bastante.

El profesor Jesús de la Rosa en días pasado me dijo que es buen tiempo para aprender de las derrotas, pero, ¡hasta cuándo!!!
Todos sabemos que es muy difícil que bajo el esquema actual que se maneja el deporte dominicano se pueda mejorar, ya que en este sistema no se excluye a los dirigentes que se pasan cada ciclo olímpico sin trabajar y por ende nunca obtienen buenos resultados.

Hay muchas disciplinas deportivas que no tienen ningún plan y se evidencia en su accionar.

Nadie puede justificar las pobres actuaciones de disciplinas tan populares como son béisbol y softbol.

En béisbol no llegamos ni siquiera a clasificar, con 3-3, donde una vez más no se da el famoso “ven tú”.
El pitcheo dominicano en esos seis juegos permitió 37 carreras, mientras que la ofensiva produjo 30.
Le ganamos a Colombia (4-1), Estados Unidos (6-4) y Nicaragua (8-6).

Perdimos de Cuba (9-5), Puerto Rico (12-6) y Canadá (4-1).

No sé hasta dónde aquí se entenderá que en las competencias de conjuntos lo más importante es el llamado “team work” y lo lamentable es que nadie quiere darse cuenta que existe el material suficiente para mantener un equipo jugando todo el año para lograrlo. Más adelante ampliaré sobre el softbol, porque hay datos que revelan el porqué de esa caída.