No puedo explicar los hechos que me motivaron esta reflexión. La hago pública porque es importante para cualquier ser humano poder limpiar su corazón, su interior, sin importar el credo que profese o la espiritualidad que practique. Tenemos que limpiar nuestro interior para vivir mejor.
Sin que sea perceptible, sin darnos cuenta, el dolor se acumula por rechazos, falta de valoración por nuestra labor o acciones realizadas o puede ocurrir que la vida nos traiga sufrimientos, pérdidas humanas o de cualquier índole.
Imposible enumerar todo lo que nos afecta, duele o provoca sufrimientos, porque como seres únicos e irrepetibles somos distintos, aunque todos sufrimos igualmente y acumulamos sentires que nos afectan en nuestra cotidianidad y socialización con los demás como personas que formamos parte de una sociedad, de menor a mayor, familiar, laboral, ciudadana y nacional.
Para lograr esa limpieza, lo primero es descubrirnos, apreciar nuestras posibilidades y conocer nuestras limitaciones, pero sobre todo, nuestro valor humano, que no compite con nadie, ni es necesario. .
Es rudo y afanoso trabajar con nosotros mismos, sin embargo, puedo afirmar que no existe nada más satisfactorio que limpiar nuestro interior y disfrutar el día a día sin acumular los pesares que trajo consigo, porque después de la noche llega el día y por doloroso que sea lo que nos acontezca si no acumulamos el dolor en nuestro corazón, después de la lluvia el sol brillará con esplendor.
