En este nuevo año los convoco a estar ligeros de equipaje y con un corazón abierto a la vida, agradecidos de Dios.

La vida es el don más preciado y a la vez más frágil que poseemos y una vez más la tenemos por delante y no importan las circunstancias buenas o malas que hasta el día de hoy hayamos vivido, no desaprovechemos ni un minuto de la vida.

Seguir adelante es una necesidad, creciendo con cada experiencia y entendiendo que muchas de ellas, las que más nos duelen, solo han sido pruebas.

La vida es bella y aquellos que han aprendido a reflexionar, los que tienen la mesura de escucharse en medio del silencio saben que por más dura y retadora que sea es nuestra escuela, y la meta es graduarse con honores.

No hay contradicción alguna en nuestro empeño en ser felices y de triunfar, a sabiendas de que el camino está lleno de escollos, traiciones y que siempre las habrá.

Es por eso que nunca se debe bajar la guardia y en este nuevo año que llega recibamos y usemos el poder de las palabras -que tienen vida y fuerza en su poder- usemóslas alto y claras, como un arma y una consigna para la felicidad.

Las palabras mágicas son felicidad, salud, paz, alegría, prosperidad y sobre todo amor, amor del bueno, amor a Dios, a la patria y a la libertad.

Los dominicanos somos espirituales, valientes y con valores arraigados de nuestro legado histórico y moral. Seamos luminosos e inteligentes y por encima de todo, hombres buenos y mejores mujeres para alcanzar las bienaventuranzas que nos tocan usando siempre palabras de vida, estas son; solidaridad, palabras de perdón, de compañerismo, humildad y aliento.

Abracemos a nuestros seres más queridos con un sincero y generoso corazón para empezar así el nuevo año y hacer realidad los proyectos anhelados sin olvidar en ningún momento poner la belleza y la poesía en cada día.

Sin dudas alcanzaremos las metas señaladas en este inverosímil país de nuestros amores.