Jemma Doran, una joven británica, siempre había soñado con bajar de peso y durante unos meses se dedicó a cumplir su deseo.
Se apuntó al gimnasio y decidió iniciar una estricta dieta.
Su fuerza de voluntad se veía recompensada al subirse semanalmente a la báscula.
Ella se veía bien y pensaba que estaba logrando su objetivo. Sin embargo, detrás de esa brusca pérdida de pesos se ocultaba una terrible enfermedad: cáncer de amígdalas.