Dos pilotos franceses, beneficiarios desde hace meses de unos extraños apoyos oficiales y políticos de Francia, escaparon para eludir un proceso judicial que en primera instancia ya les había marcado una condena de 20 años de prisión por el cargo de traficar con 720 kilos de cocaína.

Cuando se dictó la sentencia autoridades de Francia la calificaron de excesiva y en todo momento dieron manifestaciones de respaldo a esos, sus ciudadanos, acusados de narcotráfico, actividad que ha llenado de sangre y dolor a nuestras sociedades.

Estos dos imputados de tan grave delito se presentaron en su país alardeando por haber eludido la Justicia dominicana violando la medida de coerción impuesta, que consiste en presentación periódica e impedimento de salida de República Dominicana.

El Gobierno de Francia tiene una magnífica oportunidad de demostrar que no apoya este escape ni las acciones criminales de las que están acusados esos ciudadanos franceses.

La inacción o la indiferencia en este caso equivaldría a complicidad.

Toca a las autoridades dominicanas hacer las diligencias de lugar para que los hoy prófugos sean forzados a presentarse ante los tribunales dominicanos para responder de las graves acusaciones que pesan en su contra.
Nueva vez resulta prudente la reflexión de si los países desarrollados realmente libran una lucha sincera contra el narcotráfico.

No basta con que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia ofrezca unas prefabricadas declaraciones desligándose de la fuga. Su responsabilidad es arrestarlos y devolverlos a la República Dominicana a enfrentar la Justicia.