Obama y la eurozona

Obama y la eurozona

Obama y la eurozona

“Porque si la economía de Europa se contrae, eso supone que será muchomás difícil para nosotros crear empleo aquí en  EEUU” 

 Barack Obama, Presidente EEUU

Se arrecia la crisis del euro. La desconfianza que se inicio en pequeñas economías como Grecia e Irlanda se ha extendido al resto de economías periféricas como España e Italia, y lo peor del caso, es que amenazan incluso a las grandes potencias europeas. El problema del euro empezó desde sus inicios, creado bajo una débil coordinación de las políticas económicas, junto a paupérrimas bases regulatorias y de supervisión, que ante el mínimo sacudión tiro abajo años de ilusión de unidad.

La reciente crisis financiera ha puesto en evidencia todas las carencias de esta nueva moneda para su supervivencia en el largo plazo. Los problemas que han ido afectando las economías euro han sido afrontados a medias, con paños tibios, de manera tardía y en muchos casos de forma ineficiente. Por eso, tras efímeros alivios, las tensiones se han agravado, alejando cada vez más el camino hacia la solución.

Este agravamiento del problema tiene a Estados Unidos y a su presidente Barack Obama de frente, quien instó en la cumbre de líderes celebrada hace varias semanas en Washington a tomar medidas más contundentes a los gobiernos de Francia y Alemania para hacer cara a la crisis. Y no es para menos, recordemos que el presidente Obama opta por la reelección presidencial en noviembre 2012, por lo que teme un posible contagio de la crisis de deuda europea en las fronteras norteamericanas, afectando sus deseos continuistas.     

Una de las necesidades para hacer frente al eurotollo, es convertir al Banco Central Europeo en prestamista de última instancia, o sea, que pueda salir al mercado a proveer de liquidez a las instituciones financieras que así lo requieran y comprar deuda pública de países en problemas para aliviar la crisis y la desconfianza.

Pero estas dos alternativas fueron desechadas por Merkel y Sarkozy de frente a la cumbre para a finales de la pasada semana para sacar adelante la eurozona, junto a los principales líderes de la Unión Europea. La difícil estructura socioeconómica de las 27 naciones socias hace prácticamente imposible que se pongan de acuerdo, por lo que la voz cantante la llevan las dos potencias más sólidas del viejo continente: Alemania y Francia.

Las bases de este pacto para salvar al euro se fundamentan en: Sanciones para los países que no cumplan con el déficit del 3%, los tribunales constitucionales de cada nación deberán estar alerta que los presupuestos cumplan con el tratado, el componente de estabilidad financiera iniciará en 2012, la reunión del consejo de presidentes de gobierno y jefes de estado se celebrarán mensual mientras dure la crisis y la independencia del Banco Central Europeo.

Esta crisis es un gran reto para la supervivencia del euro. Europa está en un laberinto de difícil resolución, donde la salida de la moneda común sería una solución más grave que la misma enfermedad, abriendo un panorama inadvertido, donde todas las partes pierden.  Para salir del hoyo económico, es necesario que todos los países que forman la eurozona dejen a un lado ese nacionalismo absurdo; es tiempo de que los países cedan soberanía y se ajusten a una verdadera supervisión supranacional.  Es necesario construir un gobierno europeo, donde haya sinergia en la política económica, fiscal y presupuestaria.



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