Nuestro pasado, posible consecuencia de nuestro proceder

Nuestro pasado, posible consecuencia de nuestro proceder

Nuestro pasado, posible consecuencia de nuestro proceder

Rafael Ramírez Ferreira

Porque:.. Te juzgan de acuerdo a lo

Fuerte de tus enemigos.

Nuestra Constitución, sin

“Imponentes y Eficientes”, es

Y será… huera.

Somos como nación, el reflejo de nuestro pasado. Al parecer, llevamos en los genes la maldición de querer lo mediato y la inmediatez nos consume en los inicios, sin oportunidad de llegar a los objetivos que aspiramos como conglomerado social.

Banalizamos los procesos para cortar caminos que nos llevan a todo aquello que deseamos pero, sin querer seguir los procedimientos establecidos y consideramos “enemigos” a todo aquel que se oponga a ese método o proponga más claridad y sacrificio en la obtención de lo que en realidad nos conviene a todos como país.

Ahora nos encontramos en medio de una lucha que podría significar un antes y un después pero, la maldición que nos persigue insiste en estropearlo todo. Como se cuestionó  el periodista Báez Guerrero en su columna “Día por Día” del periódico El Día; ¿desean realmente combatir la corrupción e impunidad procurando justicia? O, ¿lo que procuran es socavar al Gobierno o al sistema de partidos, para que ineficaces políticos incapaces de acercarse al poder por vías legitimas aprovechen ese desmadre? ¡Tremendos cuestionamientos!

Y esto no sería algo raro para nosotros, porque, ¿recuerdan cuando no podían derrotar por las vías normales a quien ostentaba el poder en ese momento y se inventaron importar el 50 + 1? Y, no me vengan con el prurito ese de que aquello era una dictadura porque, de así ser, entonces tendría obligatoriamente que decir, que ese gobierno surgió de las urnas una y otra vez, en realidad, un símil de la actual situación política.

No se quiere admitir que todos han hecho lo mismo, donde la mancomunidad política participa creando nuevas leyes y constituciones que presentan un aborrecible contraste con todo lo que plasman en el papel y la imagen que presentan los hechos.

Todos, absolutamente todos han hecho y hacen lo mismo. Se alían en busca de prebendas personales y fomentan su propio clientelismo político desde las posiciones que obtienen como premio a su “lealtad” con quien dicen combatir.

Verbigracia, solo hay que analizar sin mucho esfuerzo, los funcionarios “opositores” y lo que están haciendo desde el gobierno que decían era aborrecible, irresponsable y corrupto. Descaros y engaños por doquier.

La famosa teoría de los “frenos y de los contrapesos” aquí no funciona, ni ningún político se molesta por eso, es decir, aquello del poder ejecutivo, legislativo y judicial es solo una quimera y todos lo saben, porque estos son los principios que supuestamente son las características principales de la ley de leyes o constitución.

Se está exigiendo algo que goza, de manera increíble, con un apoyo físico y moral de la mayoría de este pueblo, incluyendo a los protegidos por el clientelismo político que ya no da para llenarle la barriga siquiera por medio día. Se exige el cese a la impunidad, al blindaje y a la corrupción y nadie se opone a esto pero, como la gran mayoría de nuestras acciones, no queremos seguir los procedimientos, todo esto lo queremos para ya, mejor dicho, para ayer.

Los líderes políticos se burlan día a día de este pueblo, pero lo hacemos parecer como si fuera algo nuevo cada amanecer.

Establecen una constitución sin que nunca adquiera autoridad y por tal razón no se puede aplicar, lo que conlleva a que tampoco se gana la fidelidad y la confianza del pueblo por lo que ni siquiera el gobierno puede sacar partido de ella, a menos que no sea para adueñarse de los demás poderes y establecer una absurda democracia que se convierte en una dictadura al perderse los “frenos y el contrapeso” que le da fortaleza a la democracia.

Y es, que cuando todos los poderes están de un solo lado, la balanza se mantiene igual, bajo el peso de la justicia y sus componentes, como las altas cortes, el sistema electoral y los organismos que deberían servir de árbitros, sin dejar atrás los organismos independientes como clubes y asociaciones de profesionales, ex militares y hasta estudiantiles. ¿Continuamos?… ¡Sí señor!



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