República Dominicana presenta, de acuerdo a las autoridades económicas, uno de los más altos índices de crecimiento del mundo.

Cuando eso ocurre, todos los segmentos de la sociedad deben experimentar un desarrollo real en todos los sentidos.
No hay duda, que aunque cada día se incrementa el número de seguidores de las actividades deportivas, producto de la excelente difusión que recibe mediante decenas de programas y el despliegue de la prensa escrita y, sin que haya una explicación lógica, el apoyo desde el sector oficial y privado disminuye cada año.

En todos los países los grandes fabricantes basan la publicidad de sus productos en el deporte en todas sus vertientes, para lograr excelentes resultados de venta mediante esa actividad.

Ahí es donde descansa el principal pilar en que se sostienen los deportes, y muestra de esto son los Juegos Olímpicos, el Mundial de Fútbol, la final de la NFL, NBA y las Grandes Ligas.

Aquí, sin embargo, cada día es más anémico el apoyo a este sector, al punto que la emisora ESPN, que dedica toda su transmisión al mismo, acaba de anunciar que se dedicará a emitir música ante la imposibilidad de obtener apoyo publicitario para subsistir, lo que significa un duro golpe para los cronistas y por ende para el deporte en general.
Esto es una especie de nocaut, del cual será difícil recuperarse.