No hay comunicadores

No hay comunicadores

No hay comunicadores

Las cosas de este país no están escritas. La Junta Central Electoral renovó el documento de identidad para los dominicanos y dominicanas. La campaña “Cambia la vieja” sirvió para motivar a que todos asistieran a los centros de cedulación instalados por la Junta más cercanos. En definitiva, todo un éxito. La campaña fue bien creativa, el proceso trataron de hacerlo lo más cómodo posible (tomando en cuenta que a los dominicanos nos gustan las cosas difíciles), y había muchos centros de cedulación para sacar la nueva y majestuosa cédula de identidad.

Me llegó la hora de ir. Entro a la sala de espera, me recibe un señor bien sonriente con una carpeta blanca en la mano y me pregunta: “¿usted viene a sacar la nueva cédula?”. Mi respuesta fue un rotundo “sí”, devolviéndole con la misma sonrisa.

Él me indica dónde sentarme. Veo que antes hay cinco personas haciendo el mismo proceso. Todo luce en orden y tranquilo, excepto en el momento en que le preguntan a un señor que estaba en el proceso de recolección de datos: ¿cuál es su número de teléfono?”, y el señor responde: “cero, cero uno…”. El joven de la Junta lo tuvo que interrumpir y repetir reiteradas veces su solicitud de números, hasta que ambos por fin llegaron a un acuerdo y el señor dejó de repetir el número de su cédula en vez de facilitarle su número telefónico.

Llega mi turno. El señor que me recibió con la carpeta blanca me pregunta si usaré maquillaje o me arreglaré para la foto de la cédula. Le respondí que no, y es que la verdad no me interesa romper la tradición de salir fea en la foto de este documento.

Después de varios intentos fotográficos (me sentía Jennifer López posando para Cosmopolitan), me toca la hora de dar mis datos personales. La señora que me recibe no estaba tan contenta como el señor de la carpeta blanca. Lo primero que me pregunta es cuál es mi ocupación, le respondo: “comunicadora social”. Ella con cara dura, me pide el título universitario. Saco un folder debajo de mi brazo y se lo entrego… literalmente, andaba con el título debajo del brazo como diría un buen dominicano.

Al finalizar el proceso, ella procede a confirmar todos los datos. Cuando me dice ocupación LICENCIADA, la paro en seco y le pregunto: “joven, cómo que licenciada si le dije que soy comunicadora y le enseñé mi título (debajo del brazo)”. La joven me explica que el sistema no tiene esa profesión y empezamos a discutir. Yo que sí y ella no. Al final para mi país terminé siendo: periodista.

No importó que llevara mi título universitario debajo del brazo, ni mis cinco años de carrera en la universidad, mucho menos los cuatro años de ejercicio profesional… para la Junta soy PERIODISTA.

Es una triste realidad, que una inversión de millones de pesos para reformar el documento de identidad y para que muchas personas logren registrarse, se les haya escapado un detalle tan importante como actualizar su base de datos.

Nadie me supo dar una explicación del por qué no está esa carrera.

La cédula de identidad es un documento sumamente importante, no sólo para acumular votos, sino que es lo que nos acredita como ciudadanos ante la sociedad. Tener este documento es obligatorio, por ende, debe ser obligatorio que esté debidamente completo.

Definitivamente, las cosas de este país no están escritas… ni los comunicadores tampoco.



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