Niños en la montaña desafían carencias para ser educados     

Niños en la montaña desafían carencias para ser educados     

Niños en la montaña desafían carencias para ser educados     

Las Cañitas, cordillera Central.- Luisito, uno de los 17 estudiantes del único centro educativo de la comunidad, parecía tener la mirada perdida, mientras la maestra Gloria de los Santos desarrollaba el tema “los estados de la materia”, como parte de la asignatura Ciencias de la Naturaleza.

Eran justamente las 12:31 de la tarde, y el jovencito de apenas nueve años, pero cuyo rostro refleja la adolescencia, tenía su concentración en el caldero colocado a pocos metros, en el que se preparaba la alimentación del día que consistía en un locrio de trigo con Pica Pica.

“Los estados de la materia son líquido, sólido y gaseoso”, proclamó otro estudiante, Juan, quien, por la seguridad que exhibía, parecía el líder de la escuela multigrados; la cual permite que los niños y niñas completen el primer ciclo de la enseñanza básica que termina con el cuarto curso.

Saber leer y escribir constituye un privilegio en las comunidades rurales enclavadas en la cordillera Central, en la demarcación de la provincia de San Juan, ya que el índice de analfabetismo se estima muy alto. Una vez la profesora De los Santos se disponía hablar para dar por terminada la jornada escolar, los estudiantes leyeron sus intenciones y salieron  como una bala para alinearse, como si fuesen soldados bien entrenados, a fin de recibir la alimentación, que generalmente es la única que prueban durante  el día.

Algunos aprovecharon el sobrante para llevarlo a sus hogares, donde esperaban sus hermanitos que no asisten al aula.

Cursar el primer ciclo de la educación básica resulta una gran sacrificio, aunque contribuye a mitigar el hambre de muchos niños y niñas, y reducir la presión que representa para las familias la búsqueda de alimentos dado su bajo poder adquisitivo. Los estudiantes tienen que subir y bajar lomas y, en ocasiones, cruzar ríos y arroyos, a fin de llegar hasta los pocos centros educativos correspondientes a las escarpadas montañas de la provincia. Aprovechan el tiempo al máximo porque durante la temporada de lluvias la docencia se complica por el aislamiento de parajes y secciones.

Gloria, la profesora de esta comunidad, también tiene que subir 22 kilómetros de montañas para cumplir con el programa escolar.

En vista de que se trata de un centro multigrado, una modalidad reservada para lugares de difícil acceso, en tanda matutina asisten a una misma aula los estudiantes de primer y segundo grado; y en la vespertina, los de tercero y cuarto.

La escuela es de concreto, techada de zinc, de dimensiones tan reducidas que los menos de dos docenas de educandos la abarrotan, dejando un pasillo central para el desplazamiento. Luego un pasillo de tierra en el que funciona el “fogón” para la cocción los alimentos en leña, combustible que es traído desde los devastados bosques.

Mientras le sigue una pequeña despensa en la que guardan los alimentos del Programa de Alimentación Escolar que envía el Ministerio de Educación.

Ante la carencia de material didáctico actualizado, los actores locales del sistema educativo tienen que ingeniárselas al máximo, recurriendo al método constructivista: aprendiendo del entorno. 

 

Educación Vs. superstición

 Las carencias materiales no son los únicos problemas de la enseñanza aquí. Existe la lucha frente a las creencias mágico-religiosas heredadas de Liborio, el “mesías”, que forma parte de la cultura de la provincia San Juan y que aún invade las mentes y corazones de muchos.

 Los martes y viernes el santuario de esa figura  es abarrotada por no pocos que acuden a “pagar” o “pedir” milagros. Entre los peregrinos a Maguana Arriba se observan estudiantes y maestros.

Hay que destacar en San Juan la incidencia del “olivorismo”. Liborio simboliza algo relevante para la población, y sus historias recorren la vida de las comunidades y se reproducen por  generaciones.

 Las personas tienen  anécdotas de ese personaje y mantienen vínculos mágico-religiosos con su figura. Las visitas a la Agüita de Liborio en busca de sanaciones y cumplir promesas son frecuentes.  Igual relevancia tiene la presencia de las tres cruces en  viviendas   rurales. Directivos de Educación admiten que las creencias compiten con la enseñanza y  para muestra uno se atrevió  a pronunciar “Liborio no ha muerto nᅔ

 



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