Nada dura para siempre

Nada dura para siempre

Nada dura para siempre

Hugo Lopez Morrobel

Nadie quiere aceptar que todo tiene su final, y como dice el estribillo de una popular canción, “nada dura para siempre”, sin embargo, nadie quiere aceptar esa realidad.

En los deportes decíamos ayer, que a las grandes estrellas se les hace más difícil asimilarlo, tras años de aplausos y homenajes.

Los políticos del patio también consideran que no hay fórmulas que valgan para tener que optar por el retiro definitivo.

Es una situación que se ha universalizado, al punto que ha llegado al extremo de que obras ya obsoletas y que representan un peligro se mantienen en uso porque fueron construidas para la eternidad.

Muchas de las principales obras, y hay que llamar la atención en ese sentido, ya cumplieron su cometido, pero a nadie se le ocurre, por lo menos, plantear que deben ser sustituidas.

Eso es producto de mentes subdesarrolladas que se mantienen estáticas a través del tiempo.

Aquí no se hará una renovación de esas instalaciones hasta que no llegue a la cabeza de un político que esa es una excelente forma de ganar unos millones sin ser señalado.
Ojalá se tenga claro que esas obras, como todo en la vida, tienen su principio y su final.



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