En el país hay muchas instituciones que ofrecen datos, por cientos, estadísticas y apreciaciones en torno a la muerte de dominicanos, cuando se trata de un hecho fuera de las causas naturales, y que termina con la vida de un ser humano.

Las estadísticas suelen no ser consistentes, pero lo cierto es que la cantidad de muertes violentas va en aumento.

Las autoridades han querido mostrar cifras menores sacando de las variables muertes que, aunque no sean fruto de la delincuencia, son violentas.

Es por eso que hubo una reducción en la tasa oficial de muertes por cada 100 mil habitantes, pero no es porque no se estén produciendo los casos.

Si la investigación proviene de la Policía Nacional, hay informaciones de que hay armas de fuego de por medio en un 63,2 por ciento de las muertes violentas que se producen.

Los accidentes de tránsito, la violencia intrafamiliar, las riñas o las discusiones generan muertes que no pueden excluirse del conteo.

No importa las causas de las muertes violentas. No hay un organismo que certifique con la suficiente certeza cuál es la causa mayor de ese tipo de fallecimiento en el país.

En cambio, lo que es innegable es que el fenómeno de las muertes violentas va en aumento.

Es por eso que merece ser recibida con espíritu abierto la propuesta que hiciera el Jefe de la Policía de producir un desarme de la población en las zonas urbanas.

También es atractiva la propuesta de que no usen armas los agentes policiales cuyos servicios no lo requieran.

Lógicamente, medidas como la sugerida requieren desarmar a quienes portan armas sin permiso.
La idea del Jefe de la PN merece ser analizada.