Modelo económico y salarios

Modelo económico y salarios

Modelo económico y salarios

Desde el Banco Central de la República Dominicana resuenan con fuerza voces que proclaman las bonanzas derivadas de nuestro modelo económico.

Según esas voces al modelo vigente debemos “logros” relativos a la disminución de la pobreza en general en el país, el crecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional, la esperanza de vida y de otros indicadores sociales “relacionados con el bienestar económico”. Se alude a la pertinencia de nuestro modelo de desarrollo, rechazando que el mismo tenga un carácter excluyente. Entonces, ¿para qué cambiar el modelo?

Hoy se habla profusamente de “nuestro crecimiento económico” y se nos presenta como la economía que más crece en el continente, pero poca alusión se hace a un factor esencial para la distribución del crecimiento y bienestar económico: el salario.

Con entera razón se señala en un pasado editorial de este diario EL DÍA titulado “Bajos salarios”, que “Una de las formas que tienen las naciones para redistribuir las riquezas que producen es a través del pago de salarios justos” (martes 8 de enero de 2019).

Las voces oficiales a que aludimos santifican nuestro modelo económico, el mismo que nos ha llevado a una deuda pública que sobrepasa el 50% del Producto interno bruto (PIB), y que soslaya datos como los que se recogen en el trabajo periodístico de Dilenni Bonilla (7 de enero 2019, EL DÍA), en el sentido de que dentro de nuestro producto interno bruto el porcentaje destinado al pago de salarios a empleados del sector público y privado se ha mantenido estancado durante más de 10 años. Todavía más: que los salarios “reales” no mejoran desde 1991.

Es una pena que en nuestro país, donde tanto se habla de crecimiento y de desarrollo, no se haya comprendido que avanzar hacia este último no es posible mientras no se incorpore a las grandes mayorías poblacionales al consumo adecuado, lo cual será posible mediante el establecimiento de salarios justos.

En nuestro país no puede seguir primando la “lógica” de una rentabilidad económica capitalista fundada en una retribución laboral injusta, y en muchos casos, ridícula.

En breves semanas habrán de producirse las reuniones entre los diversos representantes de los sectores que intervienen en el Comité Nacional de Salarios.

Respecto al aumento de los distintos niveles de salarios mínimos lo elemental es reclamar que ninguno de sus montos esté por debajo del costo mínimo de la canasta familiar.

Por otra parte, creemos que nada más justo que un aumento substancial de los sueldos y salarios para empleados y trabajadores públicos y privados de nivel bajo y medio, quienes durante varios años no ven elevarse sus emolumentos.

Si queremos una sociedad en que no sigan prevaleciendo los extremos desiguales, esto es indispensable.



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