Mis Buenos Días

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La reforma de la Reforma

Es creciente el temor de que la Constitución que ha de resultar de las discusiones parlamentarias que se escenifican en el seno de la Asamblea Nacional, no será la expresión de la voluntad popular ni corregirá los defectos que tiene la actual.

Unos dicen que no se podía esperar nada bueno partiendo del anteproyecto original sometido por el presidente Fernández a la Asamblea, porque el mismo lucía como un amasijo de disposiciones  superabundantes sin aparente necesidad de que figuraran en un texto constitucional, y esto conduce a un texto final abigarrado y detallista en exceso.

Otros fundamentan sus temores en la alegada incapacidad de los asambleístas, que, en su mayoría, apenas son representantes políticos de los partidos, cuando lo que se necesita para un trabajo de esa envergadura, es el concurso de verdaderos expertos en materia constitucional.

Sea como sea, los trabajos en pos de una nueva Carta Magna van avanzando. ¿Hacia dónde? Eso no lo sé, pero van avanzando y un buen día llegarán al final.

Estemos preparados, pues, para cuando llegue el momento de poner en vigencia la nueva Ley Sustantiva  comiencen a aflorar los conflictos jurídicos y sociales. A mí me parece que será un momento traumático y no descarto que tengan razón quienes auguran que tan pronto terminen los trabajos que ahora tienen lugar en la sede del Congreso, habrá que iniciar de inmediato los de la siguiente e inevitable reforma de la Reforma.



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