Washington, DC.- El Canciller de la República Dominicana, Miguel Vargas, planteó ante la comunidad académica de Washington la necesidad de que los Estados Unidos se valgan de los canales Diplomáticos para evitar juicios que afecten la imagen del país en el exterior.
“Quisiéramos, por ejemplo, evitar juicios públicos que no reflejen adecuadamente la complejidad de nuestra relación, que se remonta a 133 años de existencia”, dijo el Canciller Vargas en una conferencia dictada hoy en la Universidad de Georgetown.
En ese sentido, expresó que “periódicamente surgen fricciones como la calificación de la Republica Dominicana como puente del narcotráfico, la calificación regular y continua sobre la trata de personas y los argumentos de los Estados Unidos en materia de derechos humanos vinculados a nuestra política exterior”.
Se quejó el Canciller dominicano de que con frecuencia algunos organismos con sede en los Estados Unidos, incluso el propio Departamento de Estado, incurren en el error de calificar al país en temas que normalmente se corresponden con su propia soberanía.
Durante su ponencia el máximo representante de la diplomacia dominicana, destacó además, los vínculos que tienen ambas naciones; que dentro de unos meses cumplirán 133 años, las cuales dijo están normadas por los ejes centrales de la Política Exterior del Gobierno dominicano, basados en la preservación de la soberanía nacional, y en el incremento de las actividades de promoción del país en materia de inversión, comercial, cultural y turística.
Vargas expuso estas consideraciones al analizar el pasado, presente y futuro de las relaciones entre los Estados Unidos de América y la República Dominicana, en el Centro de Estudios Latinoamericanos de Universidad de Georgetown, donde dictó una conferencia, en el marco de la celebración de la XXV versión de la Semana Dominicana en Estados Unidos.
Sostuvo que la historia universal registra un fenómeno desconcertante: Que el surgimiento de las naciones genera un sentimiento de paz mental, “porque nos hace sentir confortables en nuestras identidades como pueblos singulares, y al mismo tiempo produce la tensión de que es algo que tenemos que defender de otros”.
Dijo que los acontecimientos acaecidos en los primeros años tras alcanzar el país su independencia, enumerando la anexión a España; la guerra Restauradora; el intento, en 1869, de unir la República Dominicana a los Estados Unidos, lo que fue rechazado por el Congreso estadounidense, así como las ocupaciones militares norteamericanas en 1916 y 1965.
“Esos fueron los empedrados caminos históricos por los que Estados Unidos y la República Dominicana transitaron hasta lograr construir, paso a paso, unas relaciones que en el presente los actores políticos norteamericanos califican como “sólidas, pero complejas”, expuso.
Agregó que, como derivación de esos mismos factores, han surgido desafíos que demandan acciones conjuntas de cooperación multidimensional en áreas como el narcotráfico, el crimen organizado internacional, el lavado de activos, la salud pública, la gestión de desastres naturales, la inmigración ilegal, los derechos humanos, la seguridad.
Empero, observó que si bien ahora la cooperación en esos campos es activa y productiva, “es evidente la necesidad de expandirla y fortalecerla, porque los retos todavía superan los esfuerzos que se han puesto en marcha”.
“Aspiramos a convertirnos en interlocutor del Caribe frente a Estados Unidos en temas como los riesgos medioambientales, las fuentes de energía no tradicional, la seguridad, el tráfico de drogas y armas, y el aumento de los intercambios comerciales y culturales”, concluyó.
A la actividad asistieron representantes de la comunidad dominicana radicada en Estados Unidos, la delegación de la Cámara de Comercio Dominico-Americana y funcionarios de la embajada dominicana en este país.
