Mi aporte al debate

Mi aporte al debate

Mi aporte al debate

He visto con buenos ojos y he seguido de cerca toda la controversia que ha generado mi nuevo trabajo, miles de personas han opinado sobre el mismo, por lo que no quise quedarme excluido de hacer un aporte a la discusión, sin ánimo de cambiar los criterios de ninguno de los actores que ha intervenido, ni únicamente exponer razones explicativas o justificativas, sino también reflexiones que permitan enriquecer el debate entre todos/as y avanzar.

Todo el que me conoce, sabe muy bien que intento poner en práctica todos los días y donde quiera las palabras de Jose Martí de que «los hombres andan en dos bandos: los que aman y construyen y los que odian y destruyen».

Por lo cual valoro mucho las acciones concretas. El deseo de actuar y practicar mis ideas me ha causado que no pueda haberme formado mejor profesionalmente (no he hecho maestrías mientras casi todos mis colegas si) y tampoco ideológicamente. La lucha en las calles, así como las acciones de organización, me ha quitado mucho tiempo, y también muchos ingresos.  En lo laboral, siempre prefiero sacrificar ingresos por tiempo y libertad de pensamiento.

Otra de consecuencias de mi determinación por actuar es el haber cometido muchos errores, sépase que el que poco actúa, poco yerra.

Es por esa razón que estoy plenamente satisfecho por la controversia que se ha generado por mi reingreso a la función pública recientemente. Siento que solamente el riquísimo debate que se ha suscitado, en especial en las redes sociales, sobre los temas de Patrimonialidad del Estado, Derecho al Trabajo, Independencia de Criterios, Libertad de Pensamiento y Ética Revolucionaria, es en sí mismo un aporte al empoderamiento social del país. Para mi ésta también es una batalla de ideas.

Accedí a reingresar al Estado (en el que trabajé de 2008 a 2011 y fui cancelado por razones políticas, porque me opuse a la Mafia Importadora de entonces contra los productores agropecuario y al maquillaje de las estadísticas que manejé) porque considero elemental la necesidad de demostrar que lo laboral y lo político no pueden estar atados. Que el derecho a trabajar no puede estar sujeto a condicionamientos o renegaciones ideológicas.

Mi trabajo en lo público no será otra cosa que la continuidad de lo que ya tengo más de 8 años haciendo en lo privado: trabajar con las organizaciones y asociaciones de productores y microempresarios. Éticamente no me podía negar a cumplir con las funciones que siempre he demandado del Estado. Si siempre he pedido apoyo para las cooperativas, asociaciones de productores y promoción del Desarrollo Local ¿Con cuál excusa podía negarme a cumplir con las funciones que me proponen en un marco de respeto a mis ideas políticas y absoluta transparencia? El compromiso con mis ideas me hacen asumir todos los riesgos necesarios para llevarlas a cabo, siempre ha sido así, y espero que así siga siendo.

También accedí, porque es un derecho y además, porque es una excelente oportunidad para perfeccionar mi experiencia de Estado, elemento fundamental para todos los que nos hemos interesado en la acción política y social y además para acumular y consolidar el servicio que he prestado a las comunidades y organizaciones para las que he trabajado. Los revolucionarios aspiramos a conducir el Estado dominicano, como hoy sucede en Bolivia, Nicaragua o Venezuela y debemos prepararnos.

Como técnico me he estado preparando trabajando todos estos años de la mano del Sector Privado para cuando me toque lo Público (como ahora) poder ejercer dignamente una función.

Los «pseudorevolucionarios» que me han atacado (a quienes respeto en lo personal) bajo las premisas sobre la cual lo hacen,  jamás aceptarían entonces que los trabajadores que laboran en empresas, pudieran organizarse al margen de sus trabajos para luchar por su redención. Se les negaría su condición

Bajo esas pobres y falsas premisas, los maestros, los médicos, los militares, los profesionales que sirven al Estado, jamás podrán ser fuerza de cambio. Esa inmadurez política y esa debilidad ideológica nos tiene postrados en el triunfo aplastante de las ideas conservadoras en el país, que las nuevas generaciones tenemos que superar. ¡Y estamos en eso!

Nada más falaz e insignificante. Todo lo contrario, es a los que trabajan de forma asalariada, que se conectan directamente con la producción y por tanto con las fuerzas motrices de la historia, a quienes tenemos que motivar con la poderosa idea de la diferencia entre lo laboral y lo político. El Estado, por su parte, en este estadio de su desarrollo, tiene también que ser ocupado progresivamente por lo mejor, esa es una tarea dialéctica del presente.

Sin embargo, valoro muchísimo las criticas y todos comentarios vertidos, porque en esencia, y al margen de su contenido, reflejan en parte el apoderamiento y despertar de una sociedad que cuestiona y acciona. Por eso hemos luchado mucho y lo celebramos y promovemos.

Acepto con plena humildad todas las críticas y ataques, y las respeto defendiéndolas como uno de los derechos que ejerzo y defiendo, aunque sé que muchos están acostumbrados a líderes que no soportan criticas y que reaccionan ante ellas con intrigas y desconcierto.

Sí, sé que algunos de mis más conspicuos e intensos críticos, son seguidores y empleados, de líderes como esos, por eso actúan de esa manera. 

Hay otros, por su parte, que son, han sido o tienen hijos, hijas, hermanas, hermanos que son servidores públicos, pero no pueden concederle ese derecho a otros.

Aunque no cuestiono eso, muchos de estos acérrimos críticos trabajan en empresas multinacionales, ONGs con financiamiento, políticos, o trabajan para intereses mucho peores que los que puede representar el Estado en este momento.

Otros tantos, son provocadores a sueldo, mimetizados en los grupos sociales  o las redes, cuya función siempre será sembrar intrigas, diatribas y provocaciones para fortalecer la división y la confusión y por tanto detener cualquier intento de avance de las fuerzas sociales.   (Después ampliaremos)

Pero la inmensa mayoría ha intervenido de buena fe, queriendo lo mejor, y también porque ha sido sometida a demasiado desconfianza y traiciones, y han visto la historia de un Estado al que estamos obligados todos a cambiar.

Una parte grande ha opinado sobre informaciones falsas o desinformación, y ha sido sorprendida en su buena fe. Pero la mentira termina por diluirse.

Lo cierto es que he sido bendecido por un gran debate. Los que a mi favor han intervenido, debo reconocer y agradecer por su gran nobleza que les lleva a arriesgarse por los demás. Yo también me he arriesgado y me he de seguir arriesgando.

Pero a todos/as les agradezco mucho que se hayan ocupado en mi caso, confesándome sorprendido de tener tanta gente que está pendiente a mí.

Acepté ese puesto, además de esas razones, en primer lugar porque ha sido durante más de 8 años mi área de especialización profesional como profesional de la economía (INTEC, SUMMA CUM LAUDE 2006) y porque estoy convencido de la importancia de lo que pueda hacer para el desarrollo local desde la perspectiva Economía Solidaria, de la cual hablaré en un artículo sobre este tema.

También porque comparto los objetivos de los programas adscritos a Quisqueya Sin Miseria, entre los cuales se destaca la Alfabetización, la cual ha sido siempre la primera obra de todas las revoluciones desde la China, hasta la Cubana, Nicaraguense y Boliviana, y si aquí lo han de ejecutar, no debía quedarme al margen.

Además, porque conozco de la pulcritud y del pensamiento avanzado del Director de esa entidad, Pedro Luis Castellanos y del equipo técnico que lo acompaña, quien ha hecho una carrera respetable en el país

Ninguna razón política, ideológica o moral me impide reingresar y trabajar honestamente, bajo condiciones de independencia y pluralidad a las ideas.

Seguiré además ejerciendo mis funciones como Director Ejecutivo de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (CONFENAGRO) la institución más grande del sector agropecuario, y daré asesoría a las instituciones privadas que apoyo, así como me mantendré involucrado en los movimientos sociales a los que he dedicado mi juventud.

Espero trabajar como Servidor Público y cumplir con mi función hasta que me toque continuar con el ejercicio privado exclusivamente, todas son trincheras para la lucha por un país mejor.  



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