Merengue, bachata y urbana

Merengue, bachata y urbana

Merengue, bachata y urbana

Es lamentable que a través de la radio y la televisión se proyecten como artistas a jóvenes que por falta de talento no merecen ser presentados ni proyectados como tales. ¿Cómo se le puede llamar artista y presentar por televisión a una persona porque se ponga una gorra de lado, use lentes oscuros, relojes y grandes cadenas de fantasía, pantalones rotos y colocados de tal manera que hasta se les ve la ropa interior?

Y lo grande es cuando ese “artista” rompe a hablar como escupiendo el micrófono, porque carece de voz para cantar y las letras de sus “composiciones” con frecuencia ofenden la dignidad de la mujer, promueven la violencia y son vulgares.

Es una lástima que no exista una Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía como en los días de doña Zaida Ginebra de Lovatón; que desaparecieran las escuelas y bandas de música como existían en la capital y demás pueblos del país.

De ahí salían verdaderos artistas, músicos y cantantes, aunque como en todas las profesiones, también se colaban algunos malos. Los propietarios de discotecas y disc jockey (DJ) admiten públicamente que muy ocasionalmente ponen un merengue, una bachata o una salsa, porque los que están de moda en la actualidad son los cantantes urbanos.

En pueblos como Cuba el arte se eleva cada día más porque la juventud estudia música y escoge el instrumento de su preferencia para examinarse y ser aprobado como tal, como se hace con otras profesiones; y algo muy importante, mantienen vivas sus raíces y se nutren del talento de los viejos maestros.

Eso es lo que queremos, que nuestra juventud estudie música, instrucción, moral y cívica y lea buenos libros.

Entre los cantantes urbanos, algunos se han logrado destacar y merecen nuestro apoyo y reconocimiento, pero a otros, por carecer de talento, les aconsejamos dedicarse a otra profesión, con la seguridad de que les iría mucho mejor.

Señor Presidente, disponga por decreto que en todos los medios de comunicación, televisión, radio, discotecas y negocios similares, el 50 por ciento de la música que se toque sean merengue y bachata.

En principio habrá quejas de parroquianos y protestas por parte de productores de programas, disc jockey y dueños de negocios, pero poco a poco el gusto de la juventud empezará a cambiar positivamente para alegría y beneficio de todos los artistas dominicanos.

Dominicano, con toda fe muerta, que no muera tu fe, porque algún día, algún día, esto tiene que cambiar.



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