Santo Domingo.- Tener en su carpeta de trabajo al lanzador más ganador de las Grandes Ligas, Wily Peralta, de Milwaukee, y al mejor relevista en Dellin Betances, de los Yanquis, es un reconocimiento al trabajo de Fausto-Chiqui-Mejía, quien asegura tener un “taller” de pitchers en Bonao, donde acuden todos los que tienen problemas con la mecánica de lanzar.

Mejía ha dado el salto a la estelaridad, luego de enderezar a Betances, quien había perdido toda su cotización por ser inconsistente.

Dellin, con la ayuda de “Chiqui”, es el mejor relevista de las Mayores, con marca de 5-0 y efectividad de 1.54, propinando 109 ponches en 73 entradas en 54 juegos.

“La historia con Dellin es muy extensa. Inicia cuando lo vi lanzar el día de despedida de Mariano Rivera en el Yankee Stadium, notando el desorden que tenía en su mecánica de lanzar”, recordó Mejía, quien le comentó a un amigo de nombre Andy: “La vida si es injusta. Ese muchacho con tanto talento y no tiene a nadie que lo ayude. Andy hizo la conexión con Dellin y vino a trabajar conmigo en enero y ya ven los resultados”.

Gran trabajador

Mejía cuenta que en su carpeta de trabajo también incluye a Joel Peralta, Juan Carlos Oviedo, antiguo Leo Núñez, y Amaury Rivas. También fue quien hizo regresar al béisbol al derecho Juan Sandoval, después de perder un ojo, y mejoró este año a Roberto Hernández, antiguo Fausto Carmona.

Mejía, quien fue firmado por Juan Marichal para Oakland en 1989, dijo que por su éxito como entrenador de lanzadores Tampa Bay planea enviarle este año al cotizado Chris Archer.

“Chiqui” dijo que su éxito no es solamente con los lanzadores, ya que fue quien formó al jardinero Juan Lagares, al receptor Alberto Rosario, y al inicialista Ronald Guzmán, quien firmó por US$3.5 millones con Texas.

Mejía dijo que inició su trabajo como entrenador con Joel Peralta, quien había sido dejado libre por Oakland como torpedero. “Ayudar a Joel a regresar al béisbol fue mi fuente de inspiración”, recordó Mejía y añadió que cuando propuso a Peralta ser lanzador éste le respondió: “¿Cómo pitcher, con este tamañito?”.

Dijo que en tres meses lo puso a tirar 92 mph. Luego se lo presentó a Chaguín Gómez, quien le dio otra oportunidad. “Me dije a mi mismo, yo tengo habilidad para esto y de ahí en adelante me puse a entrenar jóvenes y en el año 2000 abrí mi programa”, recordó Mejía, quien ha logrado que le firmen unos 400 jugadores.