Medio ambiente y show de circo

Medio ambiente y show de circo

Medio ambiente y show de circo

Desde el año 1987, cuando un grupo de 30 profesionales de primera línea fuimos designados por Joaquín Balaguer como sus consejeros científicos para las políticas ambientales que serían implementadas por la Comisión Nacional para el Medio Ambiente, CONAMA, Comisión que era presidida por el propio Balaguer, el país comenzó a tomar conciencia de la importancia de establecer políticas para la conservación del ambiente, las cuales irían paralelas a las políticas de desarrollo, pues hasta ese momento desde las industrias, la agropecuaria, el urbanismo, la minería, la hotelería y las obras de desarrollo se conspiraba contra la sostenibilidad del ambiente.

La CONAMA se encargó de crear conciencia social y gubernamental en lo referente a que quien daña el ambiente no es un proyecto determinado, ni un sector en particular, sino la ausencia de adecuados controles ambientales en toda actividad  del ser humano, es decir, el responsable de la contaminación no es un determinado sector, sino que el responsable es el ser humano irresponsable, que degrada y contamina, y el funcionario supervisor que no hace su labor.

Evidentemente que aquella prédica se ganó el respeto del Presidente Balaguer y el respeto de la sociedad dominicana, porque nadie dudaba de la alta competencia profesional y de la honestidad de cada uno de los 30 consejeros científicos de la CONAMA, comenzando por su Director Ejecutivo, el Dr. Antonio Thomén, un hombre honesto a carta cabal.

10 grandes luchas fueron libradas desde la CONAMA contra plaguicidas dañinos a la salud, contra la solicitud de explotación de oro en las confluencias de los ríos Yuna, Blanco y Avispas, contra la deforestación, contra las industrias que vertían contaminantes en el río Ozama y en el río Yaque del Norte, contra las extracciones irregulares de agregados en los cauces de los ríos, contra la depredación de las dunas de Baní, contra el vertido de resíduos de hidrocarburos en las cavernas de San Isidro, contra el cambio de deuda externa por siembra de bosques de eucalipto para obtener celulosa, terminando con la elaboración en 1993 del primer proyecto de ley ambiental que años después se convirtió en la Ley Ambiental 64-00, y en 1996 con la definición de múltiples áreas que fueron protegidas mediante el Decreto 233-96.

Luego vinieron otras 10 grandes exitosas luchas ambientales contra la isla artificial, contra el Metro de Santo Domingo, contra la contaminación de la mina de oro y plata, contra la extracción irregular de agregados en el río Nizao, contra la pretensión gubernamental de instalar una Cementera en los Haitises, contra el mal manejo de la presa de Tavera que produjo 300 muertes en Santiago, contra el dragado de arenas en Río San Juan, contra la extracción de agregados en el río Camú, contra la instalación de una base naval en la isla Saona y contra el contrato estafa de la Barrick Gold.

Pero los resonantes éxitos de esas 20 luchas sustentadas en el conocimiento científico de varios especialistas que en su momento fueron consejeros científicos de la CONAMA, movieron a gente que nunca participó en nada de eso, y que sabe muy poco de eso, a ver en las luchas ambientales una vía para hacer populismo, show y circo, y ganar aplausos circunstanciales, pues ahora la lucha ideal, de quienes perdieron su ideal original, es la lucha ambiental.

Ahora todos son ambientalistas de ocasión, y a cualquier especialista que técnica o legalmente no esté de acuerdo con «los nuevos ambientalistas enganchados» por entender que hay que respetar las leyes vigentes, le dicen que es un traidor a las luchas ambientales y sociales, y que se ha vendido a los intereses comerciales. Qué buena manera de intentar descalificar a quienes tienen 25 años ambientalmente bien calificados.

Ahora es bueno engancharse como ambientalista progresista, después que el pueblo ha sido sensibilizado durante 25 años por quienes ahora somos definidos como traidores a las luchas ambientales, con tan pobre desempeño que sus nuevas luchas ambientales se sustentan en un simple eslogan popular, pero no se atreven a refutar las leyes vigentes que hay que respetar, ni se atreven a organizar un panel de abogados para discutir el contenido de la Ley Minera 146-71, la Ley Ambiental 64-00, y el contrato de la empresa que ellos objetan.

Es importante aclarar que no estamos defendiendo a la empresa cuestionada, pues no hay razones para defender a empresas mineras que siempre han estado de espaldas al medio ambiente, pero en nuestra condición de geólogo minero no podemos dejar de reconocer el texto de la Ley Minera 146-71, vigente, porque a ellos se les permite desconocer esa Ley, pero al suscrito, por ser geólogo minero, no se le permite tal ignorancia.

Lo penoso de todo esto es que estamos sembrando las semillas del futuro irrespeto al medio ambiente, pues cuando quienes dirigen las luchas ambientales no tienen el debido conocimiento científico de los temas de referencia, ni tienen verdaderos compromisos ambientales y sociales, ni tienen historia de luchas ambientales, la gente tarde o temprano se percata que fue utilizada para fines personales, y decide quedarse indiferente en las futuras luchas ambientales, principalmente si los tradicionales ambientalistas deciden no ser parte del show del circo.

Los nuevos enganchados a ambientalistas de ocasión se marcharán a su región tan pronto hayan conseguido el beneficio económico de una operación que busca vender bonos de carbono, y para lo cual han invertido mucho dinero en promoción de radio y televisión, y usted no los verá en ninguna otra lucha ambiental que no les represente un beneficio económico particular.

Mientras tanto los verdaderos problemas ambientales siguen contaminando las aguas superficiales y subterráneas, las cabeceras de los ríos se utilizan para multiplicar la ganadería contaminante, las industrias y los asentamientos humanos convierten los ríos en cloacas urbanas, las ciudades sin alcantarillados sanitarios degradan los acuíferos, la acelerada deforestación se disfraza de planes de manejo forestal, los mejores suelos agrícolas se utilizan para asentamientos humanos y granjas; los plaguicidas, fungicidas y herbicidas prohibidos cambian de nombre para seguir contaminado e intoxicando; y las industrias y vehículos siguen descargando al aire altos volúmenes de gases tóxicos que enferman y matan.

No obstante lo visible de todo lo anterior, el Ministerio de Medio Ambiente se hace indiferente, y ahora en todos los ríos autoriza granceras disfrazadas de planes de canalización para supuestamente evitar la inundación, y el gobierno central autoriza la apertura de una innecesaria y costosa carretera que dañará dos presas y tres parques nacionales, pero como a los farsantes no les interesa nada de eso, el medio ambiente seguirá en retroceso, y serán nuestros hijos y nietos quienes tendrán que llorar por esto, pues en lo adelante, en materia ambiental, asumiremos una posición neutral.

Esperemos y veremos que algunos farsantes, contaminadores ambientales de ayer y hoy, enganchados a ambientalistas de ocasión, no tardarán en abandonar las luchas, porque nunca han sido verdaderos ambientalistas. Todo ha sido show de circo.



Etiquetas