Mayor sensatez

Mayor sensatez

Mayor sensatez

El apresurado ritmo que hemos elegido para “vivir” la era moderna está dejando poco espacio para ejercer la sensatez y sus sinónimos: prudencia, moderación, cautela, cordura, mesura y juicio, por citar algunos.

En una rápida mirada de los actos diarios de las personas que nos rodean es fácil observar la frecuente falta de reflexión, ya sea en lo que piensan, en lo que sienten, en lo que dicen y en lo que hacen.

La opción por los vicios y la corrupción, la desmesurada pretensión de satisfacer la apariencia social, el exagerado consumismo, la desenfrenada inclinación por el individualismo.

La prioridad por la futilidad y la alarmante tendencia a hablar sin cordura, opinando por opinar, son solo algunas de las pinceladas de una vida imprudentemente construida.

Es alarmante ver como las cosas insignificantes se convierten en temas relevantes haciéndose virales en nuestras redes sociales y como temas importantes son sepultados por la banalidad de un video gracioso, un baile o determinada acción de una persona famosa o una figura pública entre comillas. El circo nos seduce y adormece como pantalla tecnicolor.

Recordemos que tamizar los pensamientos y ponderar las fronteras de lo correcto e incorrecto nos ayuda a tener una vida amortiguada en la prudencia y la cordura… bien lo dijo Baltasar Gracián al expresar “no hay otro camino sino el de la virtud y la prudencia”.

Es importante que entendamos que en la vida hay que tener moderación para vivirla y que para ello se precisa equilibrio en el prestar atención y reflexionar.

Ponderación, cordura y precaución, en fin, sensatez para vivir… son sorprendentes los beneficios que producen en nuestra existencia.



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