La movilización de miles de maestros, maestras, padres y madres de la Región Norte del país, en reclamo de mayor inversión para educación, el pasado viernes, en la hidalga  ciudad de Santiago; así como la reacción de la población que observaba  el recorrido de la marcha, confirma que en la sociedad dominicana, crece cada vez más la conciencia del papel que juega el acceso a este derecho, para la concreción del sueño de bienestar material y espiritual de nuestro pueblo.

Hay  muchas cosas que los maestros y las maestras  pudieran demandar para sí mismos, sin embargo, importantizaron la demanda de reformulación del proyecto de presupuesto, para que se aumente la partida asignada a la educación y las áreas prioritarias para el desarrollo nacional.

Destaco este simple dato, porque es revelador, de un mayor nivel de compromiso y comprensión de la pertinencia de colocar el gran potencial, la capacidad de demandar y presionar de la ADP, al servicio de las mejores causas del pueblo dominicano.

La contundente demostración que puso en escena la Comunidad Educativa del Cibao, en la ciudad corazón, puso en evidencia que la Asociación Dominicana de Profesores y Profesoras, tiene todas las posibilidades de contribuir a generar un gran movimiento, que integre a toda una gama de sectores susceptibles de acuñar la demanda de la educación, y que por su dimensión y vigorosidad haga nacer la voluntad política para encarar la solución a un problema nacional, como el de referencia.

Los gobiernos de turno, han probado su falta de compromiso real con la causa de la educación desde una perspectiva de derecho. Se le hace fácil convocar a grandes foros cuando necesitan entretener a la población, pero no tienen reparo en incumplir lo que acuerdan en ellos, una y mil veces.

El gobierno actuar asumió compromisos con la inversión en la educación, en el Plan Decenal 2008-2018, pero en la Estrategia Nacional de Desarrollo que también es un Plan oficial, se plantea porcentaje para la educación que desmienten los compromisos asumido en el primero. Es más o menos, digo que sí y luego hago lo que a mí me parezca.

Solo la movilización amplia y vigorosa de la sociedad puede revertir ese comportamiento, evidentemente irracional. Lo que ocurrió en Santiago, el pasado fin de semana, debe repetirse en la capital, multiplicado por mucho, y enfilando los “cañones” hacia el Congreso Nacional. Hay que poner a prueba a nuestros y nuestras representantes, coloquemos la pelota en su cancha, pero acompañémoslos. Por más y mejor educación, vámonos todos y todas para el Congreso Nacional.

*Educadora. Ex presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).