Más educación, menos violencia

Más educación, menos violencia

Más educación, menos violencia

La Convención para la Erradicación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de Naciones Unidas y la Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, también llamada “Convención de Belem Do Para”, son una contribución de los Estados del mundo para proteger los derechos de la mujer y la eliminación de las situaciones de violencia que puedan afectarlas. Nuestro país ha ratificado ambos convenios.

La Convención de Belem Do Para establece el derecho que tiene toda mujer a una vida libre de violencia que incluye el estar libre de toda forma de discriminación y el ser valorada y educada al margen de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.

En materia de educación para la erradicación de comportamientos, actitudes y prácticas orientadas a la prevención de la violencia contra la mujer, el citado instrumento internacional establece disposiciones que el Estado dominicano tiene el compromiso de implementar, entre ellas está el diseño de programas de educación formales y no formales apropiados a todo nivel del proceso educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo otro tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualesquiera de los géneros o en los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitiman o exacerban la violencia contra la mujer.

La educación es la principal arma de lucha contra la violencia contra la mujer. A todos los niveles, especialmente en la más tierna infancia, debemos educar a las personas en valores como el respeto, la tolerancia, la paz y el amor al prójimo.

Tenemos que inculcar a los niños, el respeto a las niñas como sus compañeras, como personas con derechos, que, aunque sean diferentes a ellos fisiológicamente, son iguales en valor y en dignidad.

Para vivir en paz, tanto en la familia como en la sociedad, debemos educar para la paz, recordando con Juan Pablo II que su construcción requiere de la práctica de la verdad, la libertad, la justicia y el amor.



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