Las instalaciones del Parque del Este no pueden correr la misma suerte que las ubicadas en el Centro Olímpico y otros puntos del país, que se deterioran a la velocidad del rayo.

Desde el año pasado EL DÍA ha publicado decenas de reportajes sobre el abandono a que está sometido ese complejo, cuyas edificaciones apenas tienen siete años. Este país no puede darse el lujo de seguir dejando a su  suerte canchas y estadios, construidos en su casi totalidad en base a  préstamos. Insisto que los dirigentes deportivos tienen una alta dosis de responsabilidad en este desastre.

La mayoría de ellos se hacen los tontos e ignoran olímpicamente la realidad por la que atraviesa el deporte nacional.

  Ante la pasibilidad de los propios protagonistas,  dirigentes y autoridades gubernamentales frente a  este tremendo desastre, a uno le dan deseos de olvidarse para siempre de estos temas, y ponerse a escribir de Grandes Ligas, NBA y NFL.

Que se caigan todas las instalaciones, ya  que parece que ese es un problema intrascendente para los que  en realidad se vienen beneficiando directamente de esa actividad.

  No es justo que uno se convierta en un “necio” denunciando permanentemente estos casos, mientras los que se benefician se hacen los p…