“Mal comío” no piensa

“Mal comío” no piensa

“Mal comío” no piensa

Altagracia Suriel

El objetivo 2 de desarrollo sostenible compromete a los países del mundo en poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible.

Se calcula que en el planeta hay 12 % de personas pasando hambre.

En República Dominicana, gracias a las políticas del gobierno, en especial del Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales de la vicepresidenta Margarita Cedeño, se ha logrado reducir el hambre de un 30 % a 12 %.

La desnutrición deficiente es la causa de la mitad de las muertes de niños menores de 5 años. Una buena nutrición marca la diferencia entre un niño que aprende y se desarrolla y otro que no lo hace.

Los dominicanos decimos que “mal comío no piensa”, y es cierto. Científicamente está comprobado que las deficiencias nutricionales dañan permanentemente el cerebro, y la anemia y el hambre, a corto plazo, limitan el rendimiento escolar y reducen las habilidades cognitivas en los niños.

La inversión en nutrición y alimentación para los más vulnerables al hambre y la desnutrición es una necesidad, no un lujo ni un despilfarro.

Si no existiera Comer es Primero muchos hogares en extrema pobreza no prenderían un fogón o una estufa para comer a las doce.

Sin la protección y solidaridad del gobierno serian miles los indigentes pidiendo en las calles y peligraría la cohesión social.

Cuando la gente no tiene s los medios necesarios para poder comer, es un deber moral y un derecho apoyarle con su alimentación. Dar a los que tienen nada no es paternalismo, es equidad.

El costo del hambre es inmenso. Puede impactar negativamente el PBI hasta en un 11 % . Limita la escolaridad, produce pérdida de capital social, y sobre todo, es una tragedia para el que la padece. Vivir con hambre es una ausencia de libertad, una esclavitud que ata a la lucha por la sobrevivencia, a la impotencia y al inmediatismo.

Librar a las personas del hambre, además de ser una obligación ética, es un acto de misericordia. Dar de comer al hambriento es expresar la humanidad que nos diferencia de las bestias.



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