Luis tiene motivos para celebrar

Luis tiene motivos para celebrar

Luis tiene motivos para celebrar

Rafael Chaljub Mejìa

Me solidarizo completamente con las demandas de transparencia que hace Luis Abinader a la Junta Central Electoral y las respaldaré en todo momento, siempre que las haga con el civismo y legalidad en que las ha mantenido.

Los peledeístas que ahora reprochan la reacción de Luis debieran recordar la reacciones de Juan Bosch cuando se consideraba lesionado por algún fraude colosal de Balaguer.

Mi consejo es que se cuide de proyectar la imagen del que respira por la herida del derrotado. Más cuando él ha sido uno de los grandes triunfadores del proceso.

Ha sido arquitecto de una proeza, al recoger a una fuerza dispersa y desorganizada, nacida de la escisión de otro partido y en poco tiempo convertirla en base para librar una batalla digna en los términos menos equilibrados y más disparejos, y en las elecciones más caóticas y turbulentas de los últimos tiempos.

Luis tomó en sus manos la honda de David y le dio el combate a la maquinaria electoral de la reelección. Enfrentó su propia precariedad de recursos, el poder mediático del reeleccionismo, a un candidato como el presidente Danilo Medina al que hay que reconocerle su experiencia, su capacidad y un apreciable nivel de aceptación, por las causas que sean, en las simpatías de la gente.

Esto hizo más difícil la lucha del principal candidato opositor, pero a la vez multiplica el valor de cada voto obtenido por este.

Luis venció la percepción reforzada por las encuestas y manejada por la propaganda del oficialismo, de que su candidatura no llegaría al treinta por ciento y ya vemos que, junto a sus aliados, pasó de ese límite y lo superó con mucho.

En su primera experiencia como candidato presidencial, Luis Abinader y sus compañeros han sentado la base para preparar su próxima acometida.

Eso es un triunfo resonante. Ojalá lo celebre y sepa cuidarlo como su mejor tesoro y desde que se cierre el proceso en curso, con ánimo de triunfador le dé el frente a las tareas por la democratización de todas estas instituciones, desde la Junta, pasando por todas las altas cortes y la ley de partidos, y contribuya a crear un cuadro menos inhóspito que el actual para las próximas competencias electorales.

El futuro está ahí y desde ahora hay que ir forjando golpe a golpe, la fuerza política capaz de construirlo.



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