Los medios europeos y América Latina

Los medios europeos y América Latina

Los medios europeos y América Latina

La radio, la televisión y la prensa europeos se equivocan con América Latina, en reaccionaria conducta, parece se pusieron de acuerdo y desaprueban el curso de la historia que decidieron escribir los líderes Fidel, Chávez, Evo, Correa, Lula, Cristina y todos los que han querido corregir esos malos negocios hechos por gobernantes chatarra. Pareciera como si esos medios y sus gobiernos quisieran imponernos las ideas que normaron aquellas relaciones de dominación, imposibles hoy.

Pero la propuesta noticiosa de esos medios se gasta en su lucha por manipularlo todo. Bien diagramaditos o llenos de caras bonitas leyendo noticias ansiosas, con admirable despliegue cultural, pero enseñando una vida fríamente calculada. Son medios manejados por grupos económicos que parecen asociaciones de nonagenarios elitistas o museos muertos.

No escriben sobre la gente, si no sobre los ataques de soledad que provoca la actual crisis económica en la imposible federación de repúblicas. Son medios entretenidos con discusiones que nos alejan y no sirven para vivir con alegría, no son de nuestro interés, y no somos culpables.

 (Esos medios no nos ‘viven’, expresan una especie de envidia por nuestra maravillosa forma de vivir descalzos, en camiseta, con pantalones cortos y con los pies metidos en el mar. Nos llaman, despectivamente, sudacas aunque mi realismo mágico latinoamericano me hace entender el vocablo como ‘suda-acá-baby’ es decir una sexi expresión para nombrar cuando hacemos el amor dentro del agua, gracias al vaivén de las cálidas olas).

El colmo. Escuché en el canal 24 Horas de TVE, al director adjunto de El País cuando acusaba al presidente de Ecuador, Correa, de no ser un “claro exponente de la libertad de prensa” (opinión de la patronal de periódicos, SIP). Como si no nos supiéramos la historia, este ‘cuadro’ se hace eco de la acusación que ganó el presidente ecuatoriano por su conflicto con los medios opositores y conspiradores contra su gobierno. Lo del director ‘emergente’ de El País servía para atacar, ‘tapar’ y justificar la insolente amenaza que ya recogieron los ingleses al declarar que ocuparían la embajada de Ecuador en Londres para apresar a Julián Assange quien se asiló y fue acogido, en humanitaria respuesta.

Desde hace tiempo El País y otros medios con menos fama se comportan como guías críticas de la ultra derecha internacional para enjuiciar los procesos que vivimos con alegría los latinoamericanos. Sospecho que esta es la reacción ante la disposición de los gobiernos ‘sudacas’ que revisan, organizan, redefinen y dejan sin efecto abusivos contratos y mágicas fórmulas que permitían a las empresas multinacionales europeas la explotación de algunos dones que Dios repartió por centro, Sudamérica y el Caribe.



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