Región Cibao.-La tripulación del helicóptero no se inmutó al escuchar la voz, casi de alarma, de uno de los pasajeros que desde el aire veía  repetirse la  escena: pequeños fuegos forestales en la cordillera Central, cuyas humaredas parecían llegar a las nubes que acariciaban las montañas.

Tras la calma del hombre, el piloto se limitó a decir, mientras giraba su cabeza hacia la parte trasera de la aeronave: “Amigo, esto es común en esta temporada”.

Cada año, durante la temporada de sequía, esos fenómenos dejan cuantiosas pérdidas millonarias en toda la geografía de la República Dominicana que impactan la industria forestal, la agropecuaria, el turismo y otros renglones de la economía nacional.

Los efectos a corto, mediano y largo plazo se expresan en el cambio climático y  los ecosistemas terrestres y acuáticos.

Autoridades ambientales, empresarios forestales, académicos, productores agropecuarios y campesinos suelen comentar acerca del tema, pero son conscientes de que en la mayoría de los casos ni siquiera se logran cuantificar los montos reales de los daños. Actividades de conuquismo, descuidos de las personas, intención de quema y eventualidades naturales figuran entre las principales causas de los incendios naturales.

Un recorrido de observación aérea puso en evidencia la dimensión de los incendios, aunque ahora el impacto resulta menor que hace una década, debido a las experiencias de manejo acumuladas por los campesinos que viven en las zonas montañosas y los avances en los conocimientos y habilidades de las brigadas de prevención y control de incendios forestales.

El último de los grandes incendios forestales en el país ocurrió en el año 2005, en la región Suroeste, particularmente en la provincia Pedernales, el cual devastó cientos de miles de tareas de bosques.

En ese momento se requirió del auxilio de aeronaves venezolanas para combatir el siniestro.

El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales dispone de un manual institucional  para el manejo y control de los incendios forestales que contempla una serie de pautas y procedimientos que se deben seguir en esos casos.

Entre las  medidas figuran la solicitud de  un permiso para realizar la quema, el  establecimiento de las líneas de corta fuego, carriles o trochas. Asimismo, notificar a los vecinos de que se realizará la quema, invitar a los vecinos a participar en las labores de la quema, a fin de que protejan sus predios y ayuden a mantener el control del fuego; quemar en días sin viento,  a primera hora, antes de las 10:00 de la mañana o después de las 5:00 de la tarde.

Fenómeno crea daños  salud y ecosistema  

El impacto al medio ambiente de los incendios va en diversas direcciones: la salud y la vida humana.

A las personas les puede  producir  bronquitis, asma, conjuntivitis, quemaduras y muerte.

Otros de los daños son la destrucción del hábitat de la fauna silvestre, lo  cual  rompe el equilibrio de las cadenas alimenticias y genera desórdenes en las poblaciones animales, reducción de la belleza escénica y su valor recreativo, así como de la   masa boscosa y los  recursos genéticos. Además, se predispone la  masa  forestal  al ataque de las plagas y enfermedades.

Favorecen la invasión de especies, pérdida de pastizales, muerte  de fauna y ganado vacuno. Mamíferos y aves emigran a otras zonas al ser eliminado su hábitat. Su ciclo alimentario se ve alterado debido al efecto que han sufrido las plantas.