Loma de Miranda: un reto al Senado

Loma de Miranda: un reto al Senado

Loma de Miranda:  un reto al Senado

Hugo Tolentino Dipp

Abrigo la esperanza de que el Senado de la República, sobrepasando asechanzas y conspiraciones, terminará aprobando el proyecto de ley orientado a crear el Parque Nacional Loma de Miranda.

Originado y aprobado en la Cámara, el proyecto fue remitido al Senado en cumplimiento del trámite legislativo ordenado por la Constitución.

Tras un largo vaivén de emociones encontradas los senadores le dieron su consentimiento introduciéndole determinadas modificaciones.

Siendo obvio que en el Senado existen pareceres contrarios a la aprobación de una ley de esa naturaleza, no faltan en la sociedad dominicana quienes piensan, yo entre ellos, que esas modificaciones fueron introducidas para que al ser devuelto a la Cámara de Diputados provocara la sensiblería de sus congresistas, ofendidos por la osadía de haberle modificado un proyecto de su autoría.

Llegó a tanto el orgullo de ciertos diputados que al tiempo que desdecían del atrevimiento del Senado, argumentaban que aquel era otro proyecto, un proyecto nuevo. Razonamiento por demás anticonstitucional, puesto que ambas parcelas del Congreso tienen el derecho a introducir cuantas reformas consideren pertinentes en cualquier proyecto de ley.

¿Acaso era sincera aquella baraúnda? ¿O creer lo que piensan no pocos ciudadanos, yo entre ellos, que todo aquel teatro de dudosa calidad legal, era la excusa para que tuviera que retornar al Senado, donde idénticos propósitos a los de la Cámara de Diputados mantendrían a todo dar la permanencia de las enmiendas a fin de dar al traste con el proyecto?

Piensan algunos ciudadanos, yo entre ellos, que todos esos recovecos de senadores y diputados no son más que la excusa para que Danilo Medina pueda lavarse las manos como Pilato y sonreír complacientemente ante los señores de la ambiciosa y nunca satisfecha Falconbridge. Vale decir, fracasada la iniciativa congresual, la ley para convertir la loma de Miranda en un Parque Nacional no llegaría al Poder Ejecutivo, y “patatín patatao…”.

Ahora bien, los ciudadanos, todos, deben preguntarse lo siguiente: ¿esas modificaciones del Senado realmente impedían que ese proyecto de ley cumpliera su vertebral objetivo de hacer de la loma de Miranda un Parque Nacional? De ninguna manera. Cualquiera que hubiese sido la intención del Senado introduciéndole esas modificaciones la Cámara de Diputados tuvo la oportunidad de hacer de aquel proyecto una gran ley.

Se interpuso una excusa por demás deleznable: la existencia de las modificaciones. Y esto así, porque lo fundamental, el entrecuesto de ese proyecto quedó intacto a pesar de las provocadoras modificaciones. ¿Qué decía el Artículo I del proyecto de la Cámara de Diputados y qué dijo y cómo actuó el Senado frente a ese texto? El Senado mantuvo intocable la redacción de ese Artículo I.

Ambos, el de la Cámara de Diputados y el del Senado decían lo mismo: “Se crea el Parque Nacional Loma de Miranda con el propósito primario de conservar las fuentes acuíferas, la biodiversidad, la integridad ecosistémica y paisajista, los impactos del calentamiento global…”, etc.

Es decir, de no haber sido por las subyacentes intenciones de los diputados del Partido de la Liberación Dominicana, de los reformistas y de algunos perredeístas el proyecto debió aprobarse como lo envió el Senado a fin de que no se perdiera lo más por lo menos.

A pesar de todo lo expresado, quiero repetir lo que he declarado al inicio de estas letras: abrigo la esperanza de que el Senado de la República, su mayoría y ojalá que su unanimidad, poniendo de lado pasiones políticas y orgullos congresuales, superando los delirios de la Cámara de Diputados, no se aferre a aquellas modificaciones e incline su voluntad hacia la defensa del patrimonio nacional, de la sana supervivencia de los dominicanos y del indudable y verdadero interés de la Patria.



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