Las reglas no escritas

Las reglas no escritas

Las reglas no escritas

Hugo López Morrobel

El béisbol, uno de los deportes con menos acción dentro del terreno, todavía conserva los mismos signos de salvajismo desde sus orígenes, porque tiene reglas no escritas que se aplican al dedillo, con una “religiosidad y rigurosidad” extraordinarias.

Es una máxima en béisbol de que cuando a un jugador se le pega un bolazo o se le obstaculiza adrede para alcanzar una base, se produce automáticamente una agresión del contrario, que consiste en aplicar al dedillo o más allá, la tercera ley de Newton, de que toda acción tiene una reacción de igual intensidad y sentido contrario.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, se exige devolver la agresión con más violencia, como una forma de “escarmiento”.

Esa situación ha traído como consecuencia grandes enfrentamientos entre equipos, que dejan heridas y fracturas que no se subsanan hasta que no surge una nueva generación de peloteros.

El caso más de más repercusión en la presente temporada lo protagonizaron los Medias Rojas de Boston y los Orioles de Baltimore, cuando el pícher Matt Barnes intentó golpear en la cabeza a Manny Machado, en represalia a una barrida que este realizó, con los ‘spikes’ por delante, sobre su capitán Dustin Pedroia.

Es una situación que se va a repetir, dado que, quiérase o no, el béisbol también tiene su lado salvaje y muchos lo aplican inmisericordemente.

Han sido muchos los peloteros dominicanos que han estado envueltos en trifulcas, siendo la más notoria la escenificada entre Juan Marichal y John Roseboro, el 22 de agosto de 1965, cuando el “Monstruo de Laguna Verde” agredió con un bate al receptor de los Dodgers, quedando este como uno de los episodios más vergonzosos en la historia de ese deporte.

RADARES. La boricua Amanda Serrano propinó el sábado una soberana paliza a la dominicana Dahiana Santana, al dar un nocaut en el octavo round en el Barkley Center de NY.



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