Las promesas casi siempre se quedan en ofrecimientos

Las promesas son promesas, y en innúmeras oportunidades se quedan en el aire. Esa ha sido una tradición en nuestra sociedad, donde los “engañabobos” vociferan por todo lo alto que las cumplirán truene, llueve o vetee, pero la realidad de sus actuaciones desvanece la esperanza que se forja la población, que debe estar “jarta” de los incumplimientos.

Sin embargo, a medida que las sociedades avanzan en todos los sentidos, se hace cada vez más difícil seguir manteniendo “embobados” a millones con promesas falsas y altoparlantes diseminados por todo el espectro.

Por eso, el presidente de la Liga de Béisbol Profesional, Vitelio Mejía, está en la obligación de hacer realidad su compromiso de montar un torneo con todas las de la ley, sin buscar subterfugios para justificar lo que no pueda cumplir.

En este país es muy difícil de cumplir la palabra empeñada, pero en esta ocasión, dado que Mejía no es “político”, las probabilidades de cumplir podrían ser más amplias.

La pelota está al doblar la esquina, y el compromiso de hacer las cosas como tienen que hacerse es un juramento que la Liga ha propalado por todo lo alto y debe cumplirlo al 100 %.

Esperemos el desarrollo de los acontecimientos, porque para nadie es un secreto que en este país el día más claro llueve.

No acostumbro a tratar por mucho tiempo estos temas, pero hoy lo hago de nuevo, debido a la palabra empeñada de la Liga de Béisbol Profesional, en el sentido de que todo en el campeonato saldrá a “pedir de boca”, en respuesta a los comentarios sobre el pésimo tratamiento que se le ha venido dando torneo a torneo, a los cronistas y comentaristas deportivos durante el desarrollo del evento.