Habrá que recurrir al juez José Alejandro Vargas, quien tras el dictamen del caso Odebreth se ha hecho más famoso, para que dé su opinión con relación a las suspensiones de por vida que está adoptando la Federación de Fútbol sobre varios dirigentes.
Esas sanciones de por vida a dirigentes deportivos es una práctica muy utilizada para sacar a rivales que se oponen a l política de los dirigentes dentro de los organismos.
Este método no es nuevo en el país, y se logra con facilidad.
El presidente de una federación es quien maneja los recursos económicos y los distribuye a las asociaciones, por lo que estas se plegan todo el tiempo a los designios del titular, o de lo contrario sucumben por “inanición”.
Es penoso que todavía se tenga que recurrir a las odiosas y arbitrarias suspensiones de por vida para limar asperezas y contradicciones en el ámbito deportivo, donde, antes que nada, se supone que debe primar la convivencia pacífica.
Que nadie se llame a engaños, la lucha que se libra entre dirigentes deportivos por la supremacía y control es muy parecida a la guerra que libran los animales por mantener el dominio en sus territorios.