El papa Francisco, que estremeció la semana pasada los cimientos del mundo con la pregunta: ¿Dónde está Dios?, acaba de pedirles a los jóvenes que crean en un “nuevo mundo sin odios o fronteras como barreras”, al momento de poner fin a la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, hecha en Polonia.

Hay que creer en el futuro. Aún se trate de una utopía.

El Papa sabe en qué tipo de mundo vivimos. Un mundo donde “las personas inocentes mueren a causa de la violencia, el terrorismo, y las guerras.

Esa deplorable dinámica del mundo que lo llevó a preguntarse: ¿Dónde está Dios si en el mundo existe mal, si hay gente que pasa hambre, que no tiene hogar, que huye, que busca refugio?

Afortunadamente el Papa confía en un mejor mañana. Confía en un mundo con gente de valores férreos. Y lo plantea de esta forma: “Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas a medias, jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles”.

Los jóvenes son los adultos de menor edad que habitan el mundo. Muchos gobiernos les cierran a diario las puertas, pero aun así tienen la fuerza de seguir. Confían en el futuro. Son los encargados de hacer el futuro.

Esperemos que también aquí, en República Dominicana, podamos contribuir con el Papa y ofrecerles a los jóvenes las herramientas y los apoyos que necesitan hoy para salir adelante.