En el 2010 Grecia se vio al borde de un abismo financiero, e impulsado por los señalamientos de sus pares en la Unión Europea, suscribió un acuerdo del tipo Stand-By (SBA) con el Fondo Monetario Internacional (FMI); algo parecido a lo que apologistas de la economía dominicana querían que firmase nuestro país a la salida del gobierno de Leonel Fernández.

Ahora, el propio FMI saca a la luz pública su documento de evaluación donde reitera que los objetivos del programa SBA con Grecia eran restaurar la confianza en la economía y establecer las bases para un crecimiento económico por medio de reformas estructurales y una consolidación fiscal sostenible. Argumento esgrimido históricamente en la mayoría de los acuerdos tipo SBA.

Sin embargo, en el propio informe se establece que estos objetivos no se alcanzaron, que el sistema bancario perdió el treinta por ciento de sus depósitos, y que la economía se enfrentó a una recesión aun más profunda y un desempleo creciente.

Las reformas estructurales se estancaron y no hubo aumento en la productividad.

El paquete financiero que amparó el SBA con Grecia, fue apoyado en su diseño e implementación además del FMI, por el Banco Central Europeo y la Unión Europea, constituyéndose estas instituciones en una especie de “troika interventora” de la economía Griega.

Como consecuencia de la implantación del SBA, la economía Griega se contrajo un 3.5% en 2010, 6.9% en 2011, 6.0% en 2012, y se proyecta una nueva contracción de un 4.6% en 2013.

La tasa de desempleo alcanza el 28%, y entre jóvenes excede el 40%. ¡Vaya las consecuencias funestas de haber adoptado este acuerdo SBA! .

Por suerte en nuestro país la firme convicción del nuevo presidente evadió las voces alarmistas e impuso su estilo sobrio de gobierno, evitándonos la repetición de la Tragedia Griega, esta vez en Dominicana.