La política y el contraste de Gedeón a Roberto

La política y el contraste de Gedeón a Roberto

La política y el contraste de Gedeón a Roberto

“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ayy dios; Pedro Navaja matón de esquina, quien a hierro mata, a hierro termina”, dice el estribillo de la popular salsa del cantautor panameño Rubén Blades.

Ciertamente que la vida está llena de grandes sorpresas, sobre todo en momentos en que una determinada sociedad pasa por coyunturas definitorias en el ámbito político y la lucha de poder; tal es el caso de la dominicana que acapara la atención en torno al tema de una eventual reforma constitucional que posibilite la continuación Danilo Medina al frente de los destinos de la nación.

En el discurso político, justo el miércoles pasado, se produjeron dos sorpresas provenientes de dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Una de ellas, un análisis político de Gedeón Santos sobre “terceros períodos consecutivos y gobiernos fallidos”; y la otra, declaraciones de Roberto Salcedo, señalando que no le luce criticar las voces reeleccionistas porque él se reeligió en tres oportunidades en la Alcaldía del Distrito Nacional.

A Santos, sectores del “danilismo” lo “bombardearon” en redes y ‘chats’ privados, al considerar su publicación de muestra de deslealtad, en vista de los años de militancia en esa corriente y por el hecho de haber sido “premiado” como presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones y de embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Contrastaron esa actitud con la opinión de Salcedo, al ser este indulgente con la reelección, a pesar de que durante mucho tiempo se le estimó cercano a su compañero de agrupación política Leonel Fernández, que también procura ganar la nominación a la Presidencia de la República en los comicios del año 2020.

En el caso de Gedeón, se erigió en uno de los primeros en levantar la bandera de reelección de Medina, hace apenas un cuatrienio. De ahí que, como Blades, “la vida te da sorpresas”; a menos que no se haya dejado presionar de los “chicos” del norte que emiten las visas más populares del planeta.

La historia del pensamiento y de la humanidad recoge múltiples relatos de traiciones y de deslealtades políticas. Los líderes políticos se han acostumbrado a esas actitudes, pero sin ocultar el desagrado que producen las mismas.

Las deslealtades crecen vertiginosamente en ambientes generalizados de desilusión y frustración ante los fallos de la democracia, y que también ha abierto las puertas a políticos inescrupulosos.

La política se asume como el espacio público en el que interactúan actores, estructuras y relaciones que regulan permanentemente procedimientos, normas, leyes, instituciones, mandatos y ordenanzas, conformando las relaciones de poder en una sociedad.

Esto queda validado y legitimado mediante el sistema democrático, que impone esas regulaciones, con carácter obligatorio, al conjunto de los actores sociales.

Indudablemente que existe una ausencia de la ética política, en un mundo cada vez más marcado por conflictos éticos.

La formación política constituye una necesidad que no puede ser aplazada, ante el imperativo de cumplir inminentes deberes sociales y culturales para la construcción de una sociedad más justa, humana, equitativa y solidaria.

Hay que tener siempre presente el planteamiento del filósofo y escritor Nicolás de Maquiavelo, en el sentido de que “el hombre es naturalmente malo, a menos de que no se le precise a ser bueno”.

En el campo de la navegación marítima, parecido a la política, los marineros conocen las leyendas que presagian naufragios, y es cuando seres vivos del reino animal considerados inferiores comienzan a lanzarse a la mar.



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