Todos los dominicanos tenemos que leer, o volver a leer “El Manifiesto de los pueblos de la parte este de la isla antes Española o de Santo Domingo”, mejor conocido el “Manifiesto del 16 de enero del 1844”, de la pluma del patriota Tomás Bobadilla, recién reproducido gracias a su publicación como parte del contenido del libro titulado “La justa causa de la libertad” por parte del Tribunal Constitucional.

En sus palabras de presentación del libro, el muy apreciado magistrado presidente del Tribunal, Milton Ray Guevara, nos explica que la denominación de esta publicación surge de un fragmento del Manifiesto que proclama: “Por una resolución firme mostrémonos los dignos defensores de la libertad: sacrifiquemos ante las aras de la patria el odio y las personalidades: que el sentimiento del interés público sea el móvil que nos decida por la justa causa de la libertad y la separación; con ella no disminuimos la felicidad de la República de Occidente, y hacemos la nuestra. Nuestra causa es santa…”.

Más aun, el libro también cita las palabras del jurista y abogado Wenceslao Vega cuando este señala: “El Manifiesto del 16 de enero de 1844 es un hermoso y valiente documento.

Contiene la expresión sensata y no fanática de un pueblo cansado de vejámenes y desconsideraciones”.

Refleja el reconocimiento de la imposibilidad de una unión real entre pueblos con rasgos tan diferentes como el haitiano y el dominicano.

Con palabras mesuradas, justifica la separación de esos pueblos y la decisión de que el dominicano constituirá en lo adelante una nación separada”.

Invito a todos nuestros lectores que se esfuercen y lean el Manifiesto, y que este sea compartido con sus hijos y demás familiares, con los amigos y vecinos, y así, con más propiedad, comprenderán el verdadero significado de ser dominicano.