Tal como he dicho en otras ocasiones un dominicano o dominicana se “fabrica” mediante la educación y la inserción cultural.

Los dominicanos no somos un etnia. Somos un pueblo multiracial con una maravillosa mezcla de tradiciones provenientes fundamentalmente de África y Europa, sintetizadas de forma original en lo que es nuestra cultura.

No se explicaría quienes somos sin el rico aporte de emigrantes provenientes de España, Italia, África, Siria, Palestina, Líbano, China, Haití, las islas del Caribe, entre otros.

 La xenofobia niega nuestra naturaleza como sociedad. Somos producto de una gran diversidad de orígenes. Muchos conciudadanos se han insertado en otras sociedades y adquirido otras nacionalidades, especialmente en Estados Unidos y España.

 ¿Por qué negamos a los dominicanos y dominicanas de origen haitiano, nacidos, criados y educados en nuestra sociedad, su derecho a la nacionalidad? Y específico concretamente el caso haitiano porque tal acción no es asumida con dominicanos y dominicanas de otro origen.

La xenofobia contra los dominicanos y dominicanas de origen haitiano y eso es grave, tanto desde algunos sectores de nuestra sociedad, como de las autoridades del Estado, es una violación de los Derechos Humanos y va en contra de la naturaleza misma de nuestra Nación.

 Quienes impiden el reconocimiento legal de estos dominicanos de origen haitiano minan el Estado de Derecho y generan un gueto en el seno de la República Dominicana con consecuencias gravisimas en el futuro inmediato.