Las acciones que observa el mundo en la Franja de Gaza son preocupantes y obligan a centrar la atención en ese lado del mundo.
Israel, una nación que desde su fundación ha tenido que luchar por su supervivencia, es blanco frecuente de ataques por parte de grupos terroristas y hasta de algunos Estados vecinos.
Se comprende que ante esa situación tenga que tomar acciones defensivas y hasta que responda en el plano militar
Sin embargo, hasta en las más elementales teorías del Derecho la legítima defensa está condicionada a la proporcionalidad.
Posiblemente sea cierto que el grupo Hamas esté utilizando a civiles como escudos humanos, según ha denunciado Israel, pero eso bajo ninguna circunstancia justifica ataques que afectan a civiles que en cualquier caso son simples víctimas de la confrontación.
Las muertes de civiles en la Franja de Gaza obligan a que la comunidad internacional se movilice para detener esa violencia, tanto la provocada por los grupos terroristas que intentan boicotear cualquier amago de paz de Israel con los Estados vecinos, como la que ocasiona la respuesta desproporcionada de Israel.
No puede aceptarse que un grupo continúe atacando a Israel desde el territorio palestino. La autoridad palestina tiene la obligación de contenerlo y someterlo.
Pero tampoco puede verse como algo episódico las consecuencias de la reacción a gran escala de Israel.
Ahí debe entrar el papel para lo que fue creada la Organización de las Naciones Unidas.
No se puede simplemente querer ignorar lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza.
