“Una flecha solo puede ser lanzada jalándola hacia atrás. Cuando sientas que la vida te lleve hacia atrás con dificultad significa que te va a lanzar hacia momentos increíbles.

Tan solo enfócate y apunta bien”.

Estas líneas son unas de las tantas que encontramos en el internet. La gente busca fuentes de inspiración para superar sus momentos. Me pareció perfecta para reflexionar sobre lo que cada día está en la vida de cada uno.

Muchas veces nos sentimos avasallados por la vida. Muchas personas no logran levantarse nueva vez tras eventos difíciles en sus vidas.

La tristeza, la amargura y la soledad pueden llegar y posarse en sus vidas. La pregunta sería que funciona en unas personas y no para otras.

La pasada semana traje a esta columna el tema de la resiliencia. Saber utilizar cada acontecimiento negativo de nuestras vidas como un puente hacia algo mejor.

Estas aptitudes son parte de esa inteligencia emocional de que tanto habló Daniel Goleman. Es una especie de herramienta que parece innata en algunos individuos, pero que también puede ser desarrollada desde temprana edad.

En cambio, al parecer hay otros que son incapaces de hacerlo y simplemente viven envueltos en sus complejos y limitaciones mentales.

Tanto la inteligencia emocional como la resiliencia tienen el mismo fondo y el mismo objetivo: saber utilizar las experiencias vividas para impulsarse tal cual lo hace la flecha. Mientras más atrás es estirada, con más fuerza será disparada y más lejos podrá llegar.

Si lo adaptamos a cada uno, tendríamos que preguntarnos más profundamente porqué pasan las cosas y cómo las podemos convertir en elementos de fuerza en nuestras vidas. Con estas ideas en mente será más fácil para el alma encontrar el camino. Despertar cada día con la conciencia de lo que somos y queremos.