La “erradicación de la pobreza” como elemento retórico

La “erradicación de la pobreza” como elemento retórico

La “erradicación de la pobreza” como elemento retórico

Por Manasés Sepúlveda

La erradicación de la pobreza se ha convertido en un estribillo retórico transformado por las agencias internacionales y organismos multilaterales en una meta global realizable, que pretende ocultar el gran desequilibrio y la brecha entre países ricos y pobres además de un concepto para adornar discursos.

Es así como el combate a la pobreza no tiene un recetario global. Cada país debe enfrentar su proceso haciendo ajustes sociales y políticos. Recuerdo que los llamados “Objetivos del Milenio” (ODM) y todo su discurso de apropiación, fue acogido de manera vertical y conclusiva por los llamados “países en desarrollo” que tuvieron que redefinir sus prioridades socieconómicas, para ajustarlas a los ODM.

Factores como la extrema pobreza y la marginalidad, son en gran parte el resultado de malas políticas económicas que tienen como resultado la concentración de ingresos en pocas manos, y de gobiernos corruptos que dilapidan los recursos públicos. Es por esa razón que la pobreza va de la mano por las características socioeconómicas, políticas y hasta culturales de cada nación.

Es obvio que existen patrones generales de excepción para determinar la pobreza como por ejemplo en algunos países cuya tasa de pobreza supera el 50%, sin un adecuado desarrollo económico y social con amplias desigualdades en su población, además con problemas estructurales básicos como la falta de seguridad social, sin mercado interno apreciable tomando como base el aumento de sus capacidades productivas, hablar de “erradicar la pobreza” es una quimera.

Sin embargo, el lema del combate a la pobreza es conceptualizado y manejado por el discurso político, con el objetivo de conseguir el apoyo de algunas acciones que requieren la adhesión de voluntades en un momento determinado (clientelismo), para manejar extensos programas de asistencia social y así conseguir adhesiones políticas entre los votantes.

Es por esa razón que los gobiernos latinoamericanos clientelistas y populistas dedican amplias partidas económicas durante décadas para “ayudar a los pobres” naturalmente sin ningún resultado visible, a no ser el favorecimiento momentáneo y coyuntural de un “electorado” compuesto por ciudadanos ávidos de algún alivio temporal a sus necesidades básicas.

En el aspecto internacional, no cabe duda de que el combate a la pobreza sirvió de pretexto para dirigir la economía de ciertos “países en desarrollo” por parte de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que sabe perfectamente que su recetario económico para el “ajuste económico” de los países no da resultado efectivo, más bien crean situaciones cíclicas con acuerdos que duran décadas.

Exhibamos como ejemplo el hecho de que alrededor de un 60% de los países comprendidos en la región latinoamericana iniciaron el año 1983 ajustando sus políticas económicas de acuerdo con las exigencias de los programas del Fondo Monetario Internacional, o sea un estimado de 35 años de “acompañamiento” del FMI a la economía de los países latinoamericanos con pocos resultados positivos.

Huelga mencionar que según el economista Joseph Stiglitz (premio Nobel), los países más anuentes o a favor del recetario del FMI no fueron los más exitosos, por el contrario, países que estuvieron en desacuerdo como China y Vietnam, fueron que salieron más adelante por una sencilla razón que yo agrego: esos países supieron cambiar el rumbo de sus sistemas socioeconómicos y políticos causantes de la pobreza.

En otras palabras, identificaron conductas negativas de sus sistemas en sus respectivos países, sin dejarse dirigir por los famosos indicadores económicos que se pretenden imponer globalmente y que maquillan realidades económicas.

Una posible solución dentro de muchas es precisamente la que hemos mencionado: adoptar políticas y planes de desarrollo económico tomando en cuenta las causales de la pobreza, tanto actuales y las siempre presentes en el devenir histórico de los sistemas políticos y económicos de los países.

Es algo que no es nuevo. Ya citamos países asiáticos que han podido desarrollar sus economías sin la dependencia de los recetarios económicos tradicionales que no son adecuados.



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