El gobierno socialista de Francia que encabeza el presidente Francois Hollande atraviesa por una profunda crisis política que ha dividido la coalición que le permitió llegar al poder.

Los ministros más identificados con la izquierda han cuestionado la política de reducción del gasto que ha impuesto Hollande y su primer ministro, Manuel Valls. Entienden que el Gobierno debe priorizar salir de la crisis y poner en segundo plano la reducción del déficit fiscal, que a su entender los conduce a la austeridad de los ciudadanos y al desempleo.

La voz cantante de las críticas la lleva extrañamente el ministro de Economía, el izquierdista Arnaud Montebourg.

En fin, se trata de una discusión que han sostenido hasta premios Nobel de Economía sobre cuál debe ser la forma correcta de enfrentar la crisis: si reducir el gasto o expandirlo para dinamizar la economía y poner más dinero en manos de los diferentes actores.

No hay una fórmula, pero ya en Europa se está produciendo una división ideológica sobre las preferencias: la derecha aboga por la reducción del déficit disminuyendo el gasto y la izquierda por mantener la expansión del gasto, relegando a segundo plano la reducción.

Cualquiera que sea la fórmula preferida, ambas tienen un elemento común que para República Dominicana debe ser fundamental: la calidad del gasto.

Justo ahí debe centrarse cualquier estrategia en nuestro país a la hora de elaborar el Presupuesto.
Cada centavo gastado debe estar bien dirigido y, sobre todo, gastado adecuadamente.