Cuando el presidente Danilo Medina desmintió públicamente a Nicolás Maduro, cuando este afirmó que las conversaciones con la oposición venezolana se reanudarían en Santo Domingo, estaba dando una clara señal de que ya la “pava no pone donde ponía”.

Aunque no lo afirmara como tal, esa actitud del presidente Medina era un claro mensaje de que no se dejaría volver a utilizar por quienes han matado la democracia en Venezuela.

En la Asamblea General de la OEA el presidente Medina instruyó que el país se alineara con el concierto de naciones americanas que apoyan la democracia.

El pueblo de Venezuela es hoy como la mujer abusada, que requiere ayuda de otros para salir del círculo de abuso al que lo somete su opresor.

El presidente Medina colocó a la República Dominicana del lado correcto, se solidarizó con el pueblo de Venezuela en vez de hacerlo con el régimen que lo ha llevado a una verdadera crisis humanitaria y que ha cercenado la democracia en ese país.

Maduro logró engañar a Medina, haciéndole creer que verdaderamente le interesaba una solución pacífica a la crisis de Venezuela, cuando lo único que buscaba era una bocanada de oxígeno para mantener su dictadura.
Ahora estamos del lado correcto.