La cara de la pobreza

La cara de la pobreza

La cara  de la pobreza

La migración interna produce un peligroso ciclo de la pobreza. De los campos emigran los hombres y las mujeres que abandonan los cultivos, a falta de un regulador agrícola que incentive la producción y compra a precio justo de los rubros agrícolas producidos.

La migración incide en la invasión de terrenos urbanos y suburbanos. Eso provoca que proliferen nuevos barrios en zonas vulnerables.

Ese ciclo de la pobreza se ensancha cuando, de manera combinada, falla la creación de empleo y las políticas públicas no son efectivas.

El déficit de atención hace que veamos instituciones de un área desviar recursos para atenciones médicas y labores sociales, que son de estricta competencia del Ministerio de Salud Pública.

De contar Salud Pública con los recursos y el personal adecuado, no veríamos a otros ministerios en labores de salud, llevando operativos médicos, en actividades de fumigación para menguar la reproducción y los efectos de los mosquitos que transmiten el dengue, el zika y la chikungunya.

En esos operativos, además, si hubiera un verdadero servicio de agua potable no habría que llevar 86 mil galones de agua potable.

Los ministerios del Estado, salvo el de Salud Pública y otros organismos conexos, no tienen que asumir programas y planes de “responsabilidad social”.

Basta con que el Gobierno central entregue a tiempo los fondos oficialmente aprobados por el Congreso Nacional a las carteras correspondientes.

De lo contrario, veremos más operativos de “responsabilidad social” maquillando, de tiempo en tiempo, la cara de la pobreza.



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