Una de las cosas por la que los grandes artistas internacionales aceptan ir a cantar a un país es por la cantidad de público. Garantizar que más de 15, 25 y hasta 50 mil personas te van a ir a ver cantar, mueve las fibras más duras de cualquier artista, no importa el idioma que hable, y acepte llegar a cualquier lugar por remoto que este sea.

Y traigo esto a colación porque veo peligroso el que la capital dominicana se esté debilitando, y los conciertos sean en escenarios pequeños, de poca cantidad público, lugares que su capacidad es hasta de 300 y 500 personas.

Los estadios Quisqueya y el Centro Olímpico parece que serán cosas del pasado en cuanto a espectáculo se refiere.

Hoy los pocos artistas que están dando el sí para venir al país lo hacen para Punta Cana y tampoco es para una nutrida cantidad de público, y los contratan para una élite en espacios reducidos.

Al Ministerio de Turismo debe preocuparle el que Santo Domingo ya no sea una ciudad atractiva para que se monten multitudinarios espectáculos.

Creo que hasta el Ministerio de Cultura debería pasar balance y ver si es el alto pago de impuesto que está alejando esos conciertos en donde 50 mil personas no era nada juntarlas en un día para que pudiera venir un Bono de la banda U2.

Y pudiera ser que los altos costos aduanales y de impuestos tengan mucho que ver, pues por algo se llevan los espectáculos a otros países como lo ha hecho el empresario Saymon Díaz.

Llama a preocupación que la capital y ya no sea un espacio atractivo para conciertos grandes.